🏝️​🏴CAPÍTULO 10 - EL DESTINO DE TODOS LOS CAMINOS🏝️​🏴

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Blair y Rory contemplaban la neblina desde la seguridad del bote

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Blair y Rory contemplaban la neblina desde la seguridad del bote. Habían pasado unas horas desde que zarparon del puerto a escondidas, lejos de los guardias del castillo. La idea de adentrarse en la boca del lobo les producía escalofríos, pero más aún cuando se toparon de frente con los resultados de la batalla.

La criatura pez que los guiaba movía el remo como el barquero de los infiernos. Alrededor no había más que llamas en la superficie acuática, restos de naufragios y escamas gigantes que flotaban llevadas por el oleaje.

Era un cementerio de navíos, la destrucción absoluta de la flota real a manos de su propia ambición desmedida. Una vela cruzó de largo un lateral del bote, llevada por las mareas sin un mástil al que atenerse.

No se oía nada. El silencio atraía las lluvias torrenciales de la tormenta. El chapoteo de las gotas sobre las aguas era el único motivo por el que la doncella y el príncipe sabían que seguían estando en el mundo de los vivos.

Agunar se detuvo en mitad de la nada y esperó. Lo que debían ser sus orejas, dos largos cartílagos puntiagudos que daban reminiscencia de un elfo, se estiraron. Sus músculos se tensaron.

—¿Qué ocurre? —preguntó Rory, más asustado que ninguno de los tres. Se aseguró de tener bien agarrado el diario.

—Ya vienen. Escondeos. —El niño pez les hizo una señal con la mano membranosa.

Los jóvenes se tumbaron en el bote, cubiertos por una manta que los tapaba a medias. Podían pasar como cadáveres si se esforzaban. La palidez del terror la tenían desde que frenaron el avance.

De la bruma salieron los espíritus del agua cargados con farolillos de llamas azules. Navegaban sobre los restos de tablas de madera de los barcos que se habían hundido. Observaban los fondos marinos en busca de supervivientes a los que ejecutar. Ya lo habían hecho antes y lo volverían a hacer en cuanto cruzaran el siguiente trecho.

Daba la sensación, por las cabezas de pez y los cuerpos hechos de tronco de árbol, de que los espíritus del agua pertenecían a una raza similar a Agunar. La diferencia residía en un aura oscura que envolvía los ojos de los cazadores y que el pequeño niño pez no tenía.

Un grupo pasó por el lado del bote. Observaron al príncipe y a la doncella, pero sabiendo que viajaban acompañados de un igual, se limitaron a ladear la cabeza. Sus gestos camuflaban el sadismo con el que torturaban y mataban a los soldados del rey. No parecían tan peligrosos hasta que mostraban los cientos de dientes afilados que formaban parte de sus bocas.

La mayoría de seres que los vio los ignoró. Quien no lo hacía, era distraído por Agunar entre palabras malsonantes en un idioma arcaico. Terminaron dejándolos atrás y, de nuevo, el barquero reanudó sus movimientos de remo.

En cuanto la niebla se disipó, Rory y Blair se quedaron boquiabiertos. A escasos metros se encontraba una playa: acababan de llegar a la isla del Trébol Roto.

Lágrimas de oro carmesí #ONC2024Where stories live. Discover now