4. Fiebre

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Coiseam se quedó con Saskia mientras ella se desahogaba tras la muerte de Hampus. Cuando ella pudo parar de llorar fue cuando decidieron regresar con el resto.

- ¿Y Anson? – Nota Coiseam su ausencia en la sala.

-No se le veía nada bien – Rae responde. – Le pregunté como estaba, y dijo que estaba bien y que solo necesitaba descansar. Así que fue de regreso a su habitación... - Se encoge de hombros.

-Cuando lo llamé esta mañana y lo llevé a la habitación de Hampus noté que estaba un poco agotado. Tambaleaba un poco al caminar y sus movimientos eran torpes. Creí que solo actuaba así por haberse levantado de golpe – Saskia comenta, con la mirada pensativa y los ojos cansados de llorar. – Noté que hizo su mayor esfuerzo en aparentar normalidad, pero creo que algo que sucede... -

Coiseam le escucha con atención y voltea curiosa. Se quedan en silencio por un momento, y Coiseam quiere decirle de ir a revisar que esté bien, pero Rae se pone de pie.

– Bueno, iré a ver que todo esté en orden con Zacharías y Garvey... - Avisa antes de retirarse, después de todo había concordado hacer guardia con Zacharías.

- ¿Quieres ir a ver como se encuentra Anson? – Saskia voltea a ver a Coiseam y ella siente con la cabeza. – Tal vez tenga resaca, así que le prepararé una sopa de olivas por si acaso –

-Está bien, pero no te sobre esfuerces ¿Sí? -Coiseam le observa preocupada, y voltea a ver a los gemelos. – Bill, Billy, quédense con ella por favor – Les pide a los gemelos. Si hay un asesino en la casa sería mejor que nadie se quede solo. Ellos aceptan a regañadientes, y Coiseam se retira.

Al llegar a estar frente a la puerta de la habitación de Anson se detiene dudosa. Temía estar molestándolo o metiéndose donde no la llamaban, pero realmente estaba preocupada, así que se armó de valor y golpeó la puerta.

Esperó un momento, pero no escuchó respuesta, por lo que volvió a golpear.

- ¿Anson? Soy yo, Coiseam. Solo quería saber si te encuentras bien, o si necesitas algo... - Volvió a esperar, pero comenzó a preocuparse de que no haya respuesta y volviendo a intentar una vez más. Recordando lo que pasó con Hampus, comenzó a sentirse ansiosa por no recibir respuesta. Intentó escuchar a través de la puerta, pero se apartó, jadeando con sorpresa y suspirando de alivio cuando la puerta se abrió. Revelando a medias un Anson agotado. - ¡Anson! Te ves... terrible... - Murmura ella, un poco apenada de verlo en ese estado. Estaba aún peor de lo que se veía en la mañana, pues ahora estaba más pálido y su piel brillaba un poco emperlado, con el cabello enmarañado y los ojos enmarcados y oscurecidos. Él se apoya en la puerta como si necesitara soporte para estar de pie.

-Coiseam... estoy bien, no te... preocupes – Dice antes de cerrar los ojos por completo y caer hacia adelante. Ella reaccionó a tiempo para atraparlo en brazos y evitar que callera. Lo sujetó lo mejor que pudo, pero al él hacer peso muerto debía hacer todo un esfuerzo por mantenerse de pie.

- ¡Anson! – Exclama al atraparlo, e intenta mantenerlo de pie entrelazando sus brazos alrededor de su cintura. Con una idea en mente, dirigió sus labios hacia su frente para comprobar su temperatura, y al tan simple contacto confirmó sus dudas.

– ¡Tienes fiebre! - Alertada lo llevó de regreso adentro de su habitación, dirigiéndose directamente a la cama desordenada de su habitación, posiblemente por haber estado recostado ahí antes de atenderle. Estaba usando la fuerza de todo su cuerpo para ello, pero por suerte Coiseam no era tan delicada como aparentaba.

- Tengo que ir por agua y por... - Su voz se pausa por el sobresfuerzo de acostarlo, apoyándose en la cama por encima de él, recuperando el aliento por un momento. Mientras se recomponía se quedó mirándolo, se veía tan débil y su expresión demostraba que estaba agonizante. Coiseam sintió pena por él y le dio una caricia. Su mano parecía helada a comparación de la temperatura de su rostro, y para su sorpresa, Anson se inclinó hacia el toque, como si lo necesitara como a un oasis. Eso solo le dio un vuelco en el corazón de la pelirroja, quien sacudió la cabeza y se paró junto a la cama.

Escapando de la casa de los horroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora