~Corazón de Hielo~

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La nieve danzaba bruscamente y no paraba de caer, como si se tratase de un apasionado tango dónde el viento y la nieve luchaban por el poder, finalmente creando entre los dos una peligrosa tormenta de la que todos se tenían que proteger. Los animales se resguardaban en sus madrigueras y los humanos en la calidez de sus casas pero en este caso dos personas se resguardaban en una caravana.

El joven chico pecoso y pálido como la leche miraba hipnotizado la tormenta a través de la ventana tal cual como un niño pequeño en el mostrador de una dulcería. Una manta que apenas podía brindarle calidez lo abrazaba por la espalda envolviendolo como un capullo. El chico tiritaba violentamente de frío pero eso no parecía desconcentrarlo de sus pensamientos.

De pronto una bondadosa mano le ofreció una taza caliente todavía humeante, el joven muchacho asintió agradecido y una vez que estiró sus manos para recibirla pudo ver el contenido que está tenía parecido al de un color marrón como de un árbol. Acercó la taza a sus labios ligeramente morados por culpa del frío y se permitió darle un sorbo pensando que era chocolate caliente.

–¡Puaj! ¡Esto no es chocolate caliente! —el muchacho hizo una mueca de asco mientras sacaba la lengua—.

–Es café —su acompañante soltó unas cuantas risas ante el exagerado acto y sonrió-— Pero si quieres le pongo un poco de leche.

–Si por favor —observó como su compañero más alto recogía su taza de sus manos y se dirigía a la cocina. Analizó la ropa de su compañero y pregunto un poco incrédulo— ¿No tienes frío? Afuera hace menos de 100 grados y estás usando tu uniforme de trabajo mientras que yo estoy abrigado y mi trasero está más congelado que una paleta de hielo.

El hombre dejo de buscar en los gabinetes de su caravana y se giró para prestarle atención al chico, pobrecito temblaba de frío.

–No lo sé —respondió simplemente, no sabía muy bien como responderle porque ni el sabía la respuesta— ¿Acaso en California no hace frío? Es extraño, porque en Australia parece que no existe el frío. Pero después de estar tanto tiempo en BLU supongo que me acostumbré rápido.

El australiano se encogió de hombros y siguió con su búsqueda en los gabinetes. El muchacho al no obtener una buena respuesta, se cruzó de brazos con el ceño fruncido e infló sus mejillas coviertiendolas en un puchero.

–En California no hace frío, pero acá parece que estamos en el maldito polo norte —musitó entre dientes mientras frotaba sus brazos para darse calor—.

Finalmente su búsqueda terminó y logró encontrar el cartón de leche escondido detrás de los platos, lo levanto y leyó la noticia desconcertante, dónde usualmente está la parte donde informan sobre la gente desaparecida, sobre la confusa desaparición de una polilla invisible.

Había una foto de referencia pero no servía de nada, no se podía ver ni un pepino. Hasta los que pusieron la noticia ofrecían una gran cantidad elevada de dinero. Demasiado solo para una polilla. Peor, una polilla invisible.

El hombre simplemente negó con una sonrisa suponiendo que nunca lograrían encontrar al bicho por dos razones. Uno, era un insecto muy pequeño. Dos, era invisible. ¿Quien diablos podría encontrar algo invisible?

De hecho, el podía. Tenia experiencia encontrando Spies invisibles y quizas... Que tontería, el es un profesional. No un tonto que salta por el valle atrapando mariposas.

Terminó de colocar la leche en la taza de su amigo y la volvió a guardar en su sitio, camino hacía él entregandosela y se sentó en el espacio sobrante del sofá que ambos estaban compartiendo.

–Snipes... —el muchacho a su lado miraba fijamente a su taza luego de habérsela terminado—.

–¿Hmm? —el mencionado Sniper se mantenía sereno con los ojos cerrados pero aún así escuchando a su mejor amigo—.

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⏰ Last updated: Apr 14 ⏰

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