Valentía

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Narra Rayita

Trigger warning: Armas de fuego, disparos, balines, violencia.

La marcha que había comenzado como una pacífica se había tornado en una más violenta, volaban piedras hacia ambos lados, golpes iban y venían y las lacrimógenas hacían que todos nuestros ojos ardieran.

Fui al pequeño stand a ayudar a las chiquillas.

Había una mamá que pedía un poco de líquido para las lacris en una botella, quería poder subir a su departamento y limpiarle los ojos a su hijito.

—Obvio, tome, ¿Estaba acá el chiquito cuando llegó la lacri?—. Yachi preguntó mientras le entregaba un frasquito.

—No, estamos en nuestro departamento justo acá arriba, tengo las ventanas cerradas pero aún así entra—. Suspiró agotada, Yachi se acercó y le hizo cariño en el brazo.

—¿Tienen ventilador? Tal vez pueda ponerlo en una pieza y acostarse a ver alguna película con él, así no tiene que escuchar todo esto—. Aconsejó Hitoka, la madre la abrazó.

—Estoy asustada—. Sollozó mientras Hitoka la consolaba.

La situación me aprieta el corazón, esto no tendría que estar pasando, nada de esto, pero ya ha pasado suficiente tiempo sin que nos escuchen, lo único que espero es que no tenga que pasar más.

—Se nos está acabando la solución para las lacris—. Avisé, Sugawara asintió y llamó a alguien con su celular, en menos de cinco minutos mi abuelo apareció en su camioneta.

—Tomen—. Comenzó a bajar bidones llenos, él y sus trabajadores. —Para que puedan seguir ayudando—. Sonrió.

Estábamos organizando las cosas que mi tatita había traído cuando llega Bokuto corriendo alterado, jadeando.

—Kuto respira, ¿Qué pasa?—. Lo traté de calmar.

—Están asaltando el negocio de la tía de la esquina—. Dijo intentando controlar su respiración.

Me enchuché y miré a mi abuelo quién tenía la misma cara de rabia en el rostro, Kuroo quién estaba allí había apretado sus puños, como la rata esa.

—Vamos—. Ordenó a sus trabajadores, cuando estos iban a subir al auto Kuroo puso su mano en el pecho de uno impidiéndole el paso.

—Quiero ir—. Habló firme y mi abuelo sonrió. —Si Tetsuro va yo también—. Daichi agregó acomodando su polera.

—Yo también—. Dije segura, hay que defender el negocio de la tía, si bien puede ser peligroso, creo que puedo ser de ayuda, sobre todo si es que les pasa algo.

—Tu no, Rayita, puede ser peligroso—. Mi abuelo negó con la cabeza.

—Tata, no soy tan indefensa como crees que soy—. Acaricié su mejilla para calmarlo, el calvo de unipelo blanco reposó su rostro en mi mano y luego la besó con suavidad.

—Vamos—. Subimos al auto, en el último momento el amigo de Kuroo, Semi, subió. Mi tata habló con los tres chicos antes de subir, intenté escuchar pero se me hizo imposible.

Los trabajadores de mi papá cambiaron de lugar con ellos y fueron a ayudar a la protesta. Así que éramos solamente nosotros.

No nos demoramos en llegar hasta el negocio, habían roto la protección que la tía le había puesto a su local y estaban sacando todo lo que podían. Mi abuelo se estacionó en frente del lugar y todos bajamos menos él, quien dijo que nos esperaría en caso de que tuviéramos que partir en el auto rápidamente.

Weon Hinata Weon (Suga's version)Where stories live. Discover now