Capítulo 10

4 2 4
                                    

Eran las 11 de la mañana.

Había despertado hace unos pocos minutos.

Me dolía demasiado la cabeza.

Quería seguir durmiendo.

Frank estaba a mí lado.

Me miraba demasiado.

No me dejaba dormir.

—¿Estás despierto?

—Sí, idiota.

—Te odio.

—Déjame dormir.

—Quiero comer.

—No es mi problema. Ahora déjame dormir.

—Idiota.

Frank se levantó.

Yo no quería moverme. Y mucho menos levantarme.

A los pocos minutos, me llega un olor bastante fuerte. Y lo reconocí al instante.

Café.

¿Café?

Pero a Frank lo le gusta él café.

O eso creo.

No quería quedarme con la duda. Por lo qué me levanté.

—Habías dicho qué querías dormir, ¿no?

—Eso creo.

—¿Estás bebiendo café?

—Eh, ¿sí?

—Habías dicho qué no te gustaba.

—Creo qué me acostumbré un poco.

—Has cambiado.

—¿Eso creés?

—Sí.-- dije mientras me servía una taza de café.

—¿Bebes café sin azúcar?

—Eh, ¿sí? ¿Por qué esa pregunta?

—Por nada.

Todo se sentía demasiado calmado.

Todo estaba demasiado silencioso.

Ninguno de los dos decía alguna palabra.

Y odio eso.

Odio las conversaciones sin sentido alguno.

—Eh, ¿quieres salir a caminar?

—Claro.

Pasaron unos pocos minutos. Pero se hacían eternos.

Eran las 11:30.

Finalmente él clima había cambiado.

Habían demasiadas nubes.

Había demasiado viento.

Lo bueno, es qué era fin de semana.

Igualmente no tendría qué trabajar. Había renunciado hace unos pocos meses.

Me sentía felíz por eso.

Pasaron más minutos.

Yo me estaba cambiando de ropa.

Frank golpeaba la puerta de mi habitación a cada segundo qué podía.

—¡Déjame entrar!— decía, mientras seguía golpeando la puerta.

—¡Espérame!

—Apresúrate, por favor.

Salí de la habitación.

Frank estaba sentado.

—Al fin.— dijo, mientras entraba a la habitación, y me cerraba la puerta en la cara.

Sigue igual de inmaduro.

Demoró mucho más qué yo.

Pero se veía bastante bien.

—¿Nos vamos?

—Claro.

Caminamos por unos pocos minutos, hasta llegar a un parque qué cerca de mi casa.

Frank se sentó en un columpio.

Yo igualmente lo hice.

Se veía demasiado ridículo. Pero tierno.

—Eh, Gerard.

—¿Sí?

—¿Te puedo hacer una pregunta?

—Claro.

Parecía darle vergüenza.

Se quedó en silencio por unos minutos.

—¿Qué vas a decir?

—Es complicado.

—Dilo.

—Bueno, es qué... Quiero comenzar desde cero. Tener una nueva vida contigo. Finalmente poder ser felíz.

Me quedé en silencio por unos segundos.

—¿Lo dices enserio? ¿Estás bromeando?

—Bueno, sólo decía. Lo siento.

—Frank, por favor. Me encantaría.

—¿De verdad?

Me sentía felíz.

Estuve esperando este momento por mucho tiempo.

Y finalmente estaba pasando.

—Por supuesto.

¿Acaso estoy soñando?

Eso tiene qué ser real.

Frank me abrazó.

—Gracias.

Por dentro estaba llorando de felicidad.

¿Cómo es qué pasó todo esto?

Todo fue demasiado repentino.

Pasó sólo un día.

Pero me da igual.

Me siento demasiado feliz.

Are there still Feelings? ; Frerard.Where stories live. Discover now