Capítulo 4

10 1 3
                                    

Otra vez. Volví a ser el mismo idiota qué sufre por su ex, y llora todas las madrugadas.

Eran las 3 de la madrugada. Estaba escuchando los vinilos qué encontré en el ático. Para mi mala suerte, de Black Flag.

Otra razón más para llorar horas seguidas.

Alguien golpeaba la puerta, pero no pensaba en levantarme. Probablemente era Lindsey.

—¡Abre la puerta!

—no respondí.

Se escuchó un ruido. Al parecer Lindsey estaba entrando. Me arrepiento de pasarle una copia de la llave de mi casa.

—¡Gerard! ¿Dónde estás?

—En el suelo.— dije, con la voz entrecortada.

—Oh, Gerard. ¿Qué te pasó?

—No es nada.

—Vamos, levántate. Cuéntame. Además, ¿porqué te fuiste tan pronto?

—Oh, Lindsey. ¿Creés qué acaso sentí felicidad en un momento así? Claro qué no.

—Suenas demasiado dramático.

—Mejor déjame solo.

—¿Y qué planeas hacer?

—Llorar.

—No se puede tener una conversación contigo.— dijo, mientras parecía marcharse.

—Lo sé. Mejor vete.

—Volveré en media hora. Sí sigues llorando, te juro qué te arrastraré y te llevaré a un psicólogo. No puedo soportar verte llorando por un hombre cómo él. Además, ¿para qué lloras tanto? No le importas. Ahora tiene a quién amar.

—no respondí.

Lindsey tenía razón. Era demasiado dramático. Más dramático de lo normal.

¿Cambié de opinión tan repentinamente?

Soy demasiado idiota.

No sabía qué hacer. Lo único qué se me ocurrió hacer, fué salir a beber un café.

No quería levantarme. Así qué mejor esperé a Lindsey. No quería ir solo.

Esperé unos minutos, me levanté, me cambié de ropa, y seguí esperando.

Al parecer, había llegado. Tocó la puerta.

Me levanté. Abrí la puerta, y enseguida salí.

—¿Tan rápido cambiaste de opinión? Eres demasiado dramático.

—Supongo. ¿Vamos a tomar café?

--Claro.

Por suerte la cafetería estaba cerca de dónde vivía. Llegamos rápido, pero estaba cerrado. Había olvidado qué ya no cierran en la madrugada desde hace casi 2 años.

—Está cerrado.

—¿Y qué hacemos?

—Ni idea.

Necesitaba ir a casa.

¿Realmente cambié de opinión?

¿Aún lo extrañaba?

Probablemente tenía más ganas de llorar.

—Me iré a casa.

—Está bien, nos vemos luego.

Fui corriendo. No podía aguantar las ganas de llorar.

Soy más dramático qué en mi adolescencia.

Llegué a mi casa. Estaba completamente desesperado.

No quería qué Lindsey entrara. Probablemente diría qué no llore por él.

Dejé la reja de mi casa con llave, la puerta de la casa, y mi habitación con pestillo.

Por suerte uno de mis vecinos estaba celebrando su cumpleaños, y tenían música demasiado fuerte.

¿Por qué soy tan dramático?

¿Por qué hago esto?

¿Y por qué estoy tan desesperado?

¿Todavía me extraña?

¿Alguna vez me amó?

¿Todavía lo amo?

Probablemente.

Are there still Feelings? ; Frerard.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα