Capítulo 28

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Eleanor se marchó en la tarde.

Luego de habernos despertado del todo para poder desayunar. Yo seguía sin mencionar lo que había dicho en la habitación, ya que, lo recordaba y me daba muchísima vergüenza. Definitivamente quedé solamente con Evan en la casa, bueno, además de Amy y mamá. Sin embargo, Amy estaba la mayoría del tiempo en la universidad y mamá en el trabajo. En la tarde, cuando llegó el momento de despedir a Eleanor; decidimos ir con Evan y Amy a hacerlo, ya que, mamá no estaba para despedirla. De todas maneras, llamó a Eleanor para desearle un buen viaje y decirle que iba a extrañarla. Ella era una hija más sinceramente.

Era imposible no encariñarse con Eleanor. Era de aquellas personas que, si fueran a salir de tu vida, se sentiría un vacío muy ruidoso. Es lo que sentí cuando volvió a Chicago. Y sería de la misma forma cuando Evan se largara de aquí. Ni siquiera quería pensarlo.

Eleanor me dió unas palabras de aliento para que hiciera lo que había decidido en la noche anterior. No sería fácil. Por momentos estaba decidida y por otros momentos estaba muriéndome de miedo y de vergüenza. Claro que no perdería nada. Tal vez sólo me rechazaba y está bien —bueno, no está bien porque lloraría—, al fin y al cabo lo aceptaría. Pero... no saber lo que él sentía; me destruía un poco. Muchos preguntarán, ¿por qué no le pregunto? Como que si mirarlo a los ojos y hacerlo fuese fácil.

Era Evan.

Nada era fácil con él.

Luego de volver del aeropuerto, Amy no estaba en la casa y mamá tampoco; habíamos quedado solos con Evan. Quizás era el momento perfecto. Lo pensé un millón de veces pero, una vez más, retrocedí como una gran cobarde. Evan se había ido a duchar en la habitación, así que decidí ir a buscarlo para que vayamos a alguna parte a tomar algo.

Me detuve en el marco de la puerta, antes de entrar, al escuchar el sonido de la llamada que provenía de su teléfono. Retrocedí unos pasos, y giré para volver más tarde pero volví a detenerme al oír...

—Hola, Zoe —habló Evan—. Sí, sigo aquí.

Evan parecía tardar mucho en responder o, mejor dicho, Zoe estaba hablándole demasiado. Después de esa vez, no habían vuelto hablar mucho —según Evan me contó— y las cosas no estaban muy bien. Pero Evan, mencionó también, que no iba a alejarse de ella. Lo cual me parecía genial porque todos merecíamos una oportunidad más.

—No estoy enojado contigo. Ya te lo he dicho...

No me sentía bien estar escuchando una conversación ajena pero tampoco estaba siendo lo suficientemente fuerte como para irme de allí. Parecía estar clavada en el suelo en contra de mi voluntad. Bueno... no era tan así.

—Jenna entendió lo enojada que estabas. No te preocupes —dijo él—. Ya sabes lo que no me gustó que hayas hecho. De todas formas, no tenemos que volver a tocar el tema. Sólo te pido que no vuelva a pasar porque ella no es una mala persona. No quiero sonar duro pero, Zoe, tú sabes lo que pasa entre nosotros.

¿Qué carajo pasaba?

Podía oír a Evan demasiado serio con su mejor amiga. Ya no podía controlarme. En realidad estaba pegada a la pared. Amagué para irme porque volví a sentirme mal pero, nuevamente, me quedé.

—Volveré en dos días a Chicago —dijo él—. ¿Tú estás en Chicago?

Él se quedó en silencio por unos segundos. Al parecer, ella estaba hablando.

No.

No estaba bien esto.

—Ugh, carajo —murmuré para mí misma.

Di, apenas, un paso para irme a la living pero lo que Evan le dijo; me había desestabilizado por completo. Quizás porque no estaba acostumbrada a escucharlo. Y porque, a pesar de que Zoe sea la amiga, no era común para mí escuchar...

A Través De Mis SueñosWhere stories live. Discover now