Capítulo 25

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Luego de darme cuenta que era no podía disimular mirarlo con tanta atención y amor, me levanté para irme a mi cama. Evan terminó riendo un poco divertido con la situación. Cuando volteé a mirarlo nuevamente, él  se había quedado dormido. Así que hice lo mismo.

Quedé profundamente dormida.

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Me encontraba frente a Evan, detrás de él estaba Zoe. Logré ver a mi alrededor que me encontraba en el pasillo de un hospital.

—¿Vas a alejarte de mí? —le pregunté a Evan. Él asintió. Se veía muy enojado, por cierto. Como... si yo le hubiese hecho algo malo.

Zoe estaba mirándome con mucha tristeza. De verdad parecía que, hace minutos atrás, había dicho algo horrible para ella.

—¿Quién te crees que eres? —me dijo Evan acercándose a mí. Lo miré asustada. No lograba entender lo que estaba pasando.

—Lo siento —le dije—. No quise decirlo así. Pero la odio —la señalé.

Evan frunció el ceño, estaba molesto conmigo. Zoe corrió la mirada. Ni siquiera podía verme.

—¿Cuándo lo vas a entender? —me dijo él en un tono duro—. No eres especial para mí. 

Se lo creí. Realmente. Le creí porque sonaba tan seguro de lo que decía que las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.

—¿Cómo dices eso? —le dije con la voz quebrada.

—Porque es así —me dijo él acercándose aún más a mí—. Deja de ser una molestia en mi vida. ¿Cómo se te ocurre aparecer sin avisar? ¿Pensaste que iba a correr hacia a ti y decirte que te quería? ¿Estás loca, no?

No podía creer lo que estaba diciendo.

Me acerqué a él para tomarle las manos pero él dio un paso hacia atrás alejándose de mí.

—No me toques —me dijo.

¿Esto era real? Podía sentir mi cuerpo temblar de lo mal que estaba sintiéndome al escuchar sus palabras. No podía creer que Evan me estaba tratando de esa manera.

La miré a Zoe que no estaba con su mirada puesta en mí. Luego, volví a mirarlo a los ojos. Ya no me estaba mirando como antes. Ya no tenía ese brillo que solía dedicarme.

Le pregunté algo que, tal vez, no quería escuchar la respuesta.

—Evan —le dije—. ¿Me odias?

Evan se acercó, esta vez lo más cerca que jamás habíamos estado. Sus ojos estaban puestos fijamente en mí.

—Sí —me dijo—. Te odio.

Abrí los ojos sobresaltada y una vez más con la respiración agitada, me enderecé para quedar sentada. Nunca había soñado algo que podía parecer tan real. No me di cuenta que estaba llorando. Aún, el sentimiento de tristeza por haber oído que Evan me odiaba no se podía ir de mi pecho. Giré a ver junto a mí, miré a Evan. Había olvidado por completo que él estaba aquí. Al verlo, recordé el sueño. Tapé mi boca para dejar de llorar pero estaba siendo imposible. 

A Través De Mis SueñosOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz