Amiga, estoy aquí.

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Amiga, estoy aquí
Amiga, no te doy por sentado.
Amiga, puedes confiar en mí.

Me repetía estas frases como su fueran un mantra, la verdad es que después de que hablamos algo en Pabla ha cambiado y ayer me llamó para pedirme que la acompañe al psiquiatra y aunque he tratado de ver esto de modo optimista, no tengo idea que es lo que me va a decir que no puede o no pudo decirme ella de frente y necesita el empujón de un árbitro con experiencia en el rubro del cerebro humano.

Llegué a tiempo, la cita era a las 5 y llegué 5 minutos antes, en la puerta del lugar estaba mi amiga, sentada seria mirando el suelo, me acerque y le hablé, me miró como despertando de un sueño y de pronto dijo en voz baja "Gracias por venir."

Esperamos en silencio, los cuatro minutos y medios más raros de mi vida, quería saber de qué se trataba esto, pero no quería alterar a Pabla. Tenía miedo de que me gritara, o que me reclamara que había ido demasiado lejos, o que reclamara que no era mi tema o que dijera que le había abierto una herida... tenía tanto miedo de haber decepcionado a mi amiga, por mi curiosidad, que sólo pude repetirme en la cabeza sesenta veces más:

Amiga, estoy aquí.
Amiga, no te doy por sentado.
Amiga, puedes confiar en mí.

Porque estas frases y no otras, porque en resumen son frases optimistas que te ayudan a entender que lo que fuera que ocurría en esos momentos, no son personales, al final todo lo que le pasó a Pabla y todo su trauma no es mío, puedo empatizar, puedo escucharla, acompañarla a llorar, pero es su dolor, es su historia y son sus lágrimas, por lo tanto siempre hay que recordar al cerebro de uno que no tenemos permiso de adueñarnos de nada de esto.

Una luz en la puerta cambio de color y Pabla se levantó, así que la seguí, entramos a una sala grande, con un sillón gris y una alfombra de color arena pálido, nos sentamos y entró por otra puerta la psiquiatra.

"Hola soy..."-dijo su nombre, sus títulos y extendió su mano para saludarme.

"Mucho gusto, soy amiga de Pabla."

"He escuchado mucho de tí."

"Gracias"

"Eres muy precavida."

"Disculpe no entiendo el comentario."

"No te preocupes, ya llegaremos a ese tema. Te dijo Pabla, ¿por qué estás aquí?"

"La verdad, no me dijo nada."

"¿Cómo elaboró ella la solicitud para que nos acompañaras hoy?"

"Me dijo que quería que la acompañara hoy"

"¿Y le preguntaste algo? ¿indagaste un poco en por qué te pediría venir?"

"No, sólo le pregunté la dirección y la hora para anotarlo en mi agenda."

"¿Tienes curiosidad de por qué estás aquí?"

"La verdad sí, pero confío que Pabla me lo va a decir si tengo que saberlo."

"¿Hace cuanto tiempo conoces a Pabla?"

"Creo que yá son unos 10 años..."- miró a Pabla que no había dicho ni pío y ella asiente con la cabeza.

"¿No te acuerdas bien cuantos años la conoces, o es sólo que estás nerviosa?"

"No me acuerdo bien, no soy buena con las fechas, Pabla lo es."

"Ya, y desde que se conocen, ¿siempre han sido tan cercanas?"

"Creo que sí, nos conocimos en el colegio, eramos amigas y seguimos en contacto, pese a que nos vinimos a la capital y gran parte del grupo de amigos al que pertenecíamos se fue desarmando."

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⏰ Laatst bijgewerkt: Mar 12 ⏰

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