Volvió a mirar a Leon, que estaba recargando y luego disparando de nuevo, aparentemente sin escuchar su conversación.
Leon llegó unos días después que ella, principalmente como respaldo después de que Hunnigan perdiera contacto con ella debido a un desafortunado encuentro con Méndez. Reencontrarse con él después de pasar tanto tiempo lejos el uno del otro fue como encontrarse con un miembro de la familia. Su familiar favorito. Aún así fue incómodo, porque las circunstancias no eran las mejores para abrazarse y ser felices. Tenían una chica que encontrar.
Dejó escapar una pequeña risa cuando su amigo falló uno de los objetivos.
"¡Gran puntería, Leon!" dijo en broma y se rió cuando vio su expresión.
"Nunca te habrías fallado esa, cariño ". Dijo Luis mientras apretaba más su mano, haciendo que lo mirara a la cara, observando sus gestos.
Los elogios de su parte no eran raros, Dios, él la elogiaba el noventa y nueve por ciento de las veces por todo: su puntería, su cuerpo, su voz, el tan horrible español que hablaba; pero sus ojos estaban llenos de amor y un brillo coqueto, no como en este momento. Ahora parecía vacío. Su voz no tenía ese tono plateado que siempre estaba ahí cuando estaban solos.
" Luis Serra Navarro ", empezó, haciendo todo lo posible por sonar lo más seria posible, "no me mientas. Algo te molesta y no quieres decirme qué es".
Su agarre en su mano se apretó de nuevo y por un momento ella pensó que él realmente la miraría y le diría lo que estaba mal. Pero ese no fue el caso. Él simplemente pasó un brazo alrededor de su cintura mientras ponía el otro encima del barril, atrapándola, sin querer dejarla ir, luego la besó, nublando su mente con éxito. Luis era un amante apasionado, eso era un hecho y se lo demostró múltiples veces desde que se conocieron. Pero ella sabía que esta repentina pasión y las abrumadoras emociones que contenía el beso provenían de una fuente más profunda. Era raro que sus besos fueran tan ásperos, llenos de tensión.
Ella puso sus manos sobre sus hombros mientras se alejaba suavemente, sus labios temblaban un poco. Podía sentir sus mejillas enrojecerse al darse cuenta: dónde están, con quién están.
"Nada me molesta, cariño . Sólo desearía que pudiéramos estar lejos de aquí para finalmente poder llevarte a la cita que te prometí".
Ella lo miró fijamente durante un largo rato, tratando de aclarar sus pensamientos.
Algo le molesta, eso seguro, pero ¿qué puede ser...?
Y entonces se dio cuenta: Dios mío, ¿cómo podía estar tan ciega? Ella soltó una risita mientras cepillaba el cabello de su amante y le daba un beso en la frente. Nunca hubiera pensado que alguien tan seguro como Luis Serra pudiera sentir celos. Simplemente no era posible en su mente.
Pero estaban esos momentos... insultar a Leon, tocarla más de lo habitual, llamarla por radio casi cada cinco minutos cuando no estaban juntos, la búsqueda de atención...
"Luis Serra, estás celoso, ¿no?"
Y luego, por primera vez desde que se conocieron, lo vio sonrojarse, y fue la vista más linda que jamás haya visto.
"Escucha, corazón, Leon es como un hermano para mí. Lo conozco desde Raccoon City y nunca tuve ningún sentimiento romántico por él". dijo lentamente, asegurándose de que él lo entendiera y lo creyera sin ninguna duda. "Tú, por otro lado... Tu coqueteo estuvo funcionando en mí desde el principio". ella le sonrió con amor. "Te amo."
Estuvieron mirándose en silencio durante unos breves segundos, mientras ella soltaba su cabello y decidía dibujar algunas formas invisibles en su piel justo debajo de su mandíbula.
"Yo también te amo, querida". y así de fácil volvió la sonrisa confiada que tanto amaba. "Y después de que encontremos a la señorita desaparecida , finalmente iremos a esa cita".
"Sé que lo haremos." ella le devolvió la sonrisa.
Ella estuvo a punto de recostarse y finalmente disfrutar de la música que sonaba de fondo, pero Luis no estaba dispuesto a aceptar nada de eso. Él tomó su mano y la hizo saltar del cañón, aterrizando cerca de él. Ella lo miró, sintiéndose un poco confundida, pero luego él la hizo girar juguetonamente, haciéndola reír cuando casi perdió el equilibrio.
"¿Qué tal un baile antes de irnos?"
"Oh, ahora quieres bailar, ¿eh?"
"¿Por qué no quieres?"
"Por supuesto que quiero, siempre y cuando esté bailando contigo".
Y Leon, siendo su amigo, se aseguró de tomarse su tiempo en el campo de tiro, dejándola divertirse antes de tener que salir y abrirse camino entre los enemigos nuevamente.
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LISTO, CAPITULO HECHO!!!
POR FAVOR AVISEN SI HAY ALGÚN ERROR PORQUE LO HICE A LA CARRERA (ESTOY EN EL TRABAJO)
