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Versta

Me desperté solo, con un dolor en el pecho tan fuerte que simplemente cerré los ojos contra el día, contra el hecho de que Checo no estuviera conmigo. Respiré profundamente e incluso conseguí apartar todos los pensamientos de mi mente.

Finalmente, abrí los ojos.

Mi casa estaba vacía, el mundo apagado. Incluso la luz del sol que se filtraba por la salida de humo del techo parecía menos brillante de lo habitual.

Con un fuerte gemido, me obligué a sentarme, aunque la verdad es que no veía ninguna razón para hacerlo.

No se me ocurría nada por lo que mereciera la pena levantarme. Antes de  Checo, solía estar muy ocupado. Los demás miembros del consejo y yo solíamos reunirnos con personas de toda la comunidad para ayudar con cualquier problema que pudiera haber surgido. Teníamos reuniones con regularidad. Entrenaba mi cuerpo a menudo, normalmente con Lew como compañero.

Debió de sentir mis pensamientos porque, para mi sorpresa, el propio Lew descorrió de repente la cortina delantera, envuelto en la luz de la tarde.

Su mirada se posó en mí, aún sentado sobre mis mantas.

-¿Qué quieres? - pregunté, pero no había ira en mi voz, sólo vacío. 

-Sólo quería verte, - dijo. -Y hablar contigo. -

 -Pues ya has hecho las dos cosas y puedes irte. - 

No mordió el anzuelo. 

-Por favor,  ven a pasear conmigo. -

 No esperó mi respuesta y dejó que la pesada tela de la cortina se cerrara entre nosotros. Sabía que me estaba esperando fuera y, a pesar de que verlo sólo me dolía más, me levanté, me vestí y salí a su encuentro.

Lew estaba de pie, como esperaba, justo al lado de la puerta y echó a andar cuando salí, permitiéndome caer a su lado. Lo hice y, de algún modo, hasta agradecí el cómodo silencio que se hizo entre nosotros. 

-¿Te gustaría ir a desayunar? - preguntó, a los pocos minutos de nuestro paseo, -¿o quizás a la casa de baños? - 

 La idea de las aguas calientes era realmente tentadora, me dolían los músculos, sentía todo el cuerpo rígido y dolorido, pero negué con la cabeza. 

-Me gustaría saber qué quieres, - dije. 

Suspirando, Lew se detuvo y se volvió hacia mí, con las manos entrelazadas pensativamente a la espalda. 

-Quiero decirte que lo siento y pedirte que me perdones. - 

Sorprendido, me quedé en silencio, sin saber qué decir. 

-Quería un omega, - continuó. -Quería al humano y cuando lo ganaste, me ofendí. - 

-No estaba destinado a ser tuyo. - 

-Ya lo sé. Sé que no estábamos destinados a serlo, y no debería haber descargado mis frustraciones contigo. Estaba enfadado porque habías ganado. Me hirió en el orgullo que me clavaras tus escamas y tardara días en recuperarme del todo de tu veneno. Eso sólo se sumó a la amargura de no haber ganado mi propio omega. No fue hasta que estuve detrás de ti y te vi perderlo que me di cuenta de que te envidiaba incluso tu sentimiento de pérdida. - 

Atónito, miré fijamente a Lew.

-¿Por qué? - 

-Porque, supongo, me siento solo. Hiciste bien en regañarme. Ni siquiera entendía tus sentimientos porque estaban muy alejados de mi realidad. - 

The Aliens Kidnapped Omega ° Chestappen VersionWhere stories live. Discover now