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Estaba envuelto como una mujer con burka, en los brazos del que pronto sería mi marido -alfa-amigo-lo-que-sea, mientras me llevaba escaleras arriba hasta lo que sólo podía suponer que era nuestra consumación. Sin embargo, mi estómago daba saltos mortales.

Debía de estar volviéndome loco, porque la preocupación de Versta por mí, la forma en que me miraba y me sonreía, la forma en que realmente escuchaba y asimilaba todo lo que tenía que decir... maldita sea, me estaba afectando. Sus brazos musculosos, que me sujetaban con tanta facilidad, su pecho tenso que subía y bajaba, y la sensación fresca y acogedora de su piel suave eran más agradables de lo que tenían derecho a ser. 

Me tragué una pequeña erupción de mariposas

Ya estábamos casi en la cima, así que me contoneé, deseoso de poner distancia entre nosotros antes de que la reacción de mi cuerpo ante él empezara a ser aún más entusiasta.

Puedo caminar solo el resto del camino, - le dije.

Me dejó en el suelo con una mirada reacia en sus ojos dorados, sus manos se detuvieron en mi cintura, rozando la piel que asomaba entre la capa de mi bata. Mi estómago volvió a retorcerse y me di la vuelta, echando a andar sin esperar.

Esta vez conseguí seguir el ritmo de los tambores. Ni siquiera me había dado cuenta de que debíamos hacerlo durante aquellas dos primeras horas infernales. La sugerencia de Versta, aunque humillante había sido un poco de alivio. Ni siquiera parecía molestarle mi peso, así que ¿por qué no echar el resto?.

Ahora, sin embargo, superé el último escalón y me detuve en el rellano por el que habían desaparecido los jefes alfas.

Habíamos llegado hasta la cima. La cima de la montaña era una superficie plana sin vegetación a la vista y otro hermoso edificio erigido en el centro

Versta  se puso a mi lado y yo me giré, pero en lugar de verle a él, mi mirada se dirigió hacia las vistas, haciendo que mi corazón se estremeciera y un jadeo saliera de mis labios. Estábamos por encima de las escasas nubes, Mukhana se extendía bajo nosotros, arena dorada y bosques púrpuras, un gran río que cortaba el paisaje, probablemente el que llevaba a las cascadas en las que me había bañado antes. Era absolutamente impresionante. 

-Guau, - respiré. 

-Es increíble. - Versta sonaba igual de impresionado, y aparté la mirada de la impresionante vista para mirarlo. 

- ¿No habías visto esto antes? - le pregunté. 

Sacudió la cabeza. 

-Sólo los apareadas pueden ascender a este lugar, el punto más alto de Mukhana.

 -Así que era la primera vez que lo experimentábamos juntos.Tragué saliva y volví a mirar el planeta con asombro. 

- ¿Eso es un segundo sol? - pregunté, señalando una luz que se elevaba en el horizonte. 

 Asintió.

 -Ambos son visibles desde el sur, explicó, pero desde aquí sólo vemos uno la mayor parte del año. En verano, el segunda se asoma por el horizonte. 

-Palidecí.- ¿Quieres decir que aquí hace más calor? - pregunté, alarmado. 

Verstaa frunció el ceño

 -Te mantendré protegido del sol, - prometió, pero no veía cómo eso fuera posible.

Junto a nosotros, el resto de la comitiva había llegado a la cima. Todos tomaron asiento en los bancos y en el suelo, sonriendo y hablando, continuando el ambiente festivo.

The Aliens Kidnapped Omega ° Chestappen Versionحيث تعيش القصص. اكتشف الآن