━No ━farfulló de nuevo Dean al percatarse de que ya estaban llegando ━, no quiero... llévame a otro sitio... a tu casa...

━Dices... dices tonterías ━susurró Reagan agitando levemente la cabeza━. No puedes... pedirle a un... extraño que... que te lleve a su... a su... casa ━pronunció con lentitud, suspirando posteriormente. Era un caso perdido.

━Pero yo te conozco ━refunfuñó Dean enterrando la cara en el cuello del más alto, quien por poco se alejó, pero se detuvo al recordar que si lo soltaba podría caer━, eres... ese tipo. El hijo de la señora James. Siempre me emocionaba que pasaras por la escuela, con todos esos dulces ━Dean parecía ronronear, le agradaba el aroma, intenso y varonil, del tipo que prácticamente lo estaba cargando━. Me hacías feliz cuando me sentía miserable, señor James.

━Reagan ━replicó en voz baja el castaño━. S-sólo dime... dime Reagan.

━Bien, Reagan, ¿te gusta hacer felices a los demás? ━inquirió Dean haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantener el equilibrio y pararse frente a Reagan, frenándole el paso; sus ojos eran sugestivos y los de Reagan reflejaban confusión y algo de incomodidad━. Yo creo que sí ━dijo riendo como el tonto drogado que era en ese momento━, ¿puedes hacerme feliz, Reagan?

━¿C-cómo? ━se halló indagando, digamos que involuntariamente. Dean se inclinaba más y más.

━Mis golosinas favoritas, ¿podrías facilitármelas, Reagan?

Pronunció su nombre de tal forma que el mayor se sintió incapaz de usar la razón. Ceder en ese entonces fue el primero de los errores.

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[...]

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No estaba en su plan de vida contribuir en la destrucción de un ser humano consiguiéndole estupefacientes, pero lo hizo y para colmo no había sido sólo una vez, pero nunca había sabido cómo negarse; Dean rogó de tal manera que Reagan accedió a llevarlo a su casa, le dio lo que había estado buscando pero no había podido comprar por falta de dinero y lo dejó dormir en su cama mientras el dueño de casa usaba otra habitación ━su vivienda era amplia, no enorme, pero se sentía como tal albergando un solo habitante━.

Sobrio, quizá Dean se avergonzaría de su actuar; y así fue, más o menos. Se disculpó y todo, pero pareciera que se sintió cómodo con Reagan, porque volvió a visitarlo, y cómo no, mayormente drogado y pidiendo "ayuda" para comprar más de la mierda que ingería. No lo ayudó a sentirse un cínico aprovechador el que Reagan cediera sin mucho esfuerzo y consintiera al chico dándole todo el dinero que quería, o un techo de vez en cuando. Incluso le había comprado ropa cuando el rubio manifestó que no quería ir a su casa, pero no tenía qué vestir.

Reagan era un hombre soltero━del que muchos sospechaban que era gay, pero ninguna persona del género que fuere había sido vista con él━━, no tenía hijos, tenía unos pocos parientes que vivían muy lejos de la ciudad y en cuanto a amigos, muy pocos. Tampoco es que se molestara en intentar hacer más amistades.

Dean lo había saludado de vez en cuando, como muchas otras personas que habían recibido dulces de su parte o de su madre durante su niñez. Pero lo cierto es que no había reparado en su presencia como era debido.

Desde que se había vuelto algo como su «benefactor» ━uno que no recibía nada pero tampoco parecía interesado en pedirle algo━ no había sido capaz de apartar sus ojos de él.

Reagan era solitario y callado, eso todos lo sabían. A Dean le parecía que, además, era frío, o más bien, tímido: se ponía nervioso fácilmente y Dean no se resistía a la tentación de molestarlo un poco a veces. Su paciencia era excepcional. Su generosidad le resultaba sospechosa, pero sea como fuere, Dean empezó a pensar: «tal vez no sería malo que pidiera algo a cambio».

La ropa habitual de Reagan James le cubría tanto que costaba imaginar su contorno con precisión, pero un par de veces Dean Xiao tuvo la bendita oportunidad de ver más allá y tener material más que suficiente para la mejor de las fantasías eróticas.

Su extraño benefactor había sido tallado a mano por un maestro divino, que no se preocupó por el tiempo que requeriría mejorarlo cada vez más, hasta crear al espécimen perfecto; alto, no excesiva y horriblemente musculoso, pero con una masa muscular cuya dureza Dean quería palpar mientras era profundamente...

Lo besó una noche y Reagan se apartó un par de centímetros al principio, sorprendido porque había estado leyendo un libro y de repente Dean había llegado a preguntar qué hacía, sentándose en el reposabrazos, casi sobre el mayor.

━Perdón ━susurró Dean sin sentirlo en absoluto y una inocencia sobreactuada━, pero muchos dicen que eres gay... Perdón si no es así y eso fue incómodo para ti...

Reagan parpadeó. Si era un sí o un no, ser gay no significaba que le gustaría cada hombre que se le cruzara en el camino.

Pero Dean...

Reagan no lo había pensado cuando el rubio empezó a frecuentar su casa y pedirle cosas con total soltura, pero tampoco era ciego, menos un santo. Dean en ese momento tenía aquella mirada sugestiva, que no lo había denominado como tal en su mente la primera vez, pero podría hacer que Reagan se pusiera de rodillas. Así que, casi al instante, el beso se repitió ese día, y los siguientes, cada vez con más frecuencia, cada vez de forma más natural; la lengua de Dean era atrevida, pero más que nada parecía querer jugar con el mayor, jugar con su paciencia, ver si de verdad su resistencia era tanta. Sorpresa: claro que no lo era. Reagan se vio en la necesidad de azotar la dulce boca que tenía Dean; lamerle, morderle, succionarle... pero nunca ir más allá. No podían ir más allá.

El cristal se rompe | BL +18Where stories live. Discover now