Capítulo IV

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Cuando eran más jóvenes, tras leer sobre un sujeto que había asesinado personas por dos años y aun después de su captura no habían sido descubiertos varios de los cuerpos de las víctimas, Reagan y John, su amigo de la infancia, habían hablado de cómo sería hacer algo así: esconder un cuerpo.

¿Requerirían ser excesivamente meticulosos o simplemente deberían esperar a tener suerte? Lo más obvio sería deshacerse de todas las evidencias y también del cuerpo, de un modo eficiente para que nunca fuese hallado y que el caso fuese un enigma para siempre. No obstante, lo más emocionante, algo que inflaría desmesuradamente su ego, sería dejar que hallaran el cuerpo, e incluso sembrar evidencias, pero que éstas sólo formaran un laberinto que no llevaría a ninguna parte; construir todo un panorama y sentarse a observar cómo aquél despedazaba a quien tratara de hallarle sentido.

John hablaba de ello porque la criminología en sí le llamaba la atención y era consciente de que para capturar a un criminal había que ponerse en su lugar. Reagan sentía una intriga auténtica, pero no era ningún idiota como para expresarla, a pesar de que alguna vez había creído que no estaba fuera de lo normal sentir deseos de matar a alguien, y además pensar en cómo sería regocijarse por el sentimiento de superioridad que llegaba cuando todos «sabían» de ti, de lo peligroso que eras, pero no podían ubicarte, y les asustaría eso.

Reagan suspiró largamente, exhalando el peso de la angustia con ello, mientras miraba hacia el río al cual había lanzado los cuerpos de Elías y Leonor en la madrugada. No sabía cómo debía sentirse pero quería fingir ━aunque sólo él supiera lo que había pasado━ que en realidad estaba arrepentido.

La casa de los James estaba en un área campestre, a las afueras de la ciudad. Alrededor de su propiedad había más casas, claro, pero el terreno era bastante grande; además, quizá muy convenientemente, ese mes en particular los vecinos más cercanos no estaban, por tanto nadie había podido detectar las andanzas de Reagan James.

Hizo dos viajes esa noche, salió para moverse por una zona boscosa, en dirección al río, arrastrando una bolsa negra grande notoriamente pesada. Estuvo tan calmado mientras lo hizo, pero también se sintió preocupado; más bien, se engañó diciéndose que sí sentía algo de miedo y repulsión, al menos un poco. Tenía que. ¿Qué clase de ser humano sería si no?

Se distrajo pensando en cuánto se mantendría Dean dormido.

━Por fin ━exclamó Dean cuando Reagan entró por la puerta de la cocina esa tarde, desde el patio trasero de la casa; el mayor se sobresaltó ligeramente, aunque no fuese nada anormal encontrar al chico dentro de su casa, sin previo aviso━. Sabes, en la mañana olvidé preguntarte, pero, ¿Elías y Leo te dijeron algo antes de irse? Habíamos acordado salir antes de que se fueran, se supone que se marcharían al anochecer, pero no los encontré.

━No estaban cuando bajé ━habló Reagan con indiferencia, dirigiéndose a la sala. Dean frunció el ceño y fue tras él━. Tal vez... surgió algo ━murmuró, sus nervios aflorando como era usual en él, en especial cuando Dean se dejó caer en su regazo, habiéndose sentado el mayor en uno de los sofás. A esas alturas ya lo dejaba ser.

━No robaron nada, ¿cierto? ━preguntó Dean, aunque en realidad estaba perdiendo interés en el tema y se dedicó a desabotonar la ropa de Reagan, quien empuñó las manos sobre la licra roja del sofá.

━N-no, creo que no.

━Mmh. ━El rubio sonrió al oírlo trastabillar, pero comenzaba a irritarle que Reagan tuviera tantas capas de ropa encima. ¿Acaso el tipo no tenía calor? O quizá si hacía un frío de puta madre pero la temperatura sexual de Dean Xiao le imposibilitaba sentirlo.

Reagan reprimió una sonrisa ante las palmaditas de frustración que le propinó el joven en el pecho y decidió desvestirse por su cuenta, rápida y efectivamente. Después se encargó de las prendas de Dean, quien de todas formas no había pensado en hacerlo por sí mismo porque adoraba tener las grandes manos de Reagan sobre él.

━Espera ━fue Dean quien separó repentinamente sus labios poniendo una mano entre ellos━, ¿vamos a hacerlo más veces?

Reagan parpadeó con confusión. ¿No era obvio cuál era el plan?

━¿No es... no es lo que querías?

Dean sonrió, repentinamente tímido, ni él precisaba bien el por qué.

━Sí pero... ¿cómo sé que... vamos a seguir? Es decir, ¿no vas a negarte de pronto? ¿Lo haremos más veces? No sólo hoy... O sea, no quiero que sólo cedas hoy y luego me alejes, ¿entiendes? ¿No lo harás? ━dijo Dean Xiao trazando círculos sobre la clavícula del mayor, el cual no sabía bien cómo reaccionar. ¿Se supone que debían hablar de eso?

━N-no lo sé.

━¡No me digas eso! ━protestó enterrando sus dedos en los hombros de Reagan━, tú me gustas.

━Dean... ━Reagan estaba tensándose nuevamente.

━¿Qué? ━farfulló Dean━. ¿No estás en esa etapa de tu vida en la que quieres tener una relación estable o algo así? Si yo en verdad no te gusto, dímelo directamente, que te doy asco o lo que sea. No te molestaré más ━dijo con su voz apagándose al final. Reagan suspiró largamente, bajando la mirada mientras pensaba al respecto.

━¿Es... es n-necesario hablar de eso?

━Absolutamente ━aseveró Dean Xiao y entonces Reagan ya no fue capaz de reprimir una risa que, aunque pequeña, hizo rabiar al menor━. ¡Te estás burlando de mí!

━¡No! ━exclamó Reagan sujetando las caderas del menor, en un intento por evitar que se marchara.

━Entonces dime.

━¿No es obvio? ━Reagan evadía mirarle, aunque el agarre en sus caderas era firme e incluso había empezado a acariciarlo, descendiendo lentamente. Dean quería que sus acciones estuvieran acompañadas de palabras.

━No ━espetó entonces. Reagan sentía que la situación era ridícula. Tenía el rostro casi tan rojo como en la noche anterior, cuando se había embarrado en la sangre de los amigos del chico en su regazo━. Quiero oírte.

━Dean ━susurró de nuevo, sintiendo como el paso del oxígeno a sus pulmones se estaba complicando con la situación.

━Di que quieres estar conmigo.

━Dean Xiao ━la voz de Reagan se apagaba cada vez más y adquiría un tono de súplica. En serio, ¿por qué tanta insistencia?

━¿Sabes lo que son las inseguridades? Yo las tengo de sobra.

Reagan negó con la cabeza. ¿Tenía inseguridades estando a horcajadas sobre él? ¿Ambos semidesnudos?

━Ahora mismo, no hace falta ━susurró Reagan paulatinamente, en referencia a su petición.

━Vaya, no tartamudeaste ━dijo Dean con sorpresa ante lo que el mayor resopló━. ¿Cómo sé que así como finges tu mala dicción no vas a fingir estar interesado en mí y luego... ?

━Mierda, Dean ━exclamó, tomando suavemente su mentón con una de sus manos━. Bien.

━¿Bien qué?

━Bien ━repitió a lo que Dean hizo amago de querer ahorcarlo━. Está bien.

━¿Qué está bien? ━inquirió y Reagan enarcó una de sus cejas━. ¿Está bien que me gustes?

━Lo está.

━¡Esa no es una respuesta!

━Por ahora, sí ━dijo simplemente━. Estamos... bien, así, de... d-de esta forma.

Dean esbozó otro mohín.

━¿Puedes ser más claro?

━No podemos ━Reagan hizo una pausa━ hablar de eso, es decir, no ahora.

━¿Después entonces?

━Hay que quedarnos así ━dijo Reagan acariciando con sus dedos el cuello del menor━. Eso está bien, ¿cierto? Sólo quedarnos así.

━Sí, pero ━Dean fue quien titubeó esta vez━, quiero saber qué sientes tú, qué es lo que quieres.

━Eso no importa ━murmuró Reagan besando lentamente la comisura de la boca contraria━, voy a darte lo que quieres, como siempre.

Al final, era lo factible, pues los deseos de Reagan eran más complicados.

Dean bufó como un niño al que le niegan la cobertura y las chispas, pero se conformó con devorar el helado.

El cristal se rompe | BL +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora