Capítulo VI

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La tienda tenía su encanto, pero para Reagan era obvio que ese hábitat había sido de su madre y él, por más que se esmerara, no mantendría su brillo para siempre. Las manos de esa mujer habían tenido algo especial, algo que estaba lejos de ser amor por la repostería, sino más bien una determinación a alcanzar el nivel perfecto en todas sus creaciones. Reagan tenía la habilidad y Tyler era lo suficientemente buen aprendiz, pero era consciente de que era la nostalgia de los clientes habituales que se había ganado Martha James lo que hacía al negocio sustentable.

━Johnny volvió a enfadarse conmigo ━le contó Tyler una tarde en que estaban cerrando el local. No aguardó una respuesta de Reagan, solo una mirada para darle a entender que estaba escuchando mientras desenrollaba la persiana de metal━. Me pidió que viva con él.

━Prácticamente vivieron juntos un tiempo ━dijo Reagan, dándole la espalda a la tienda una vez que estuvo asegurada. Pese a que habían pasado un par de años, todavía le extrañaba ser él quien daba el cierre y quien debía abrir temprano en las mañanas. Tyler no tenía inconveniente en abrir de vez en cuando, pero que lo hiciera era aun más desconcertante para Reagan porque al llegar, él esperaba ver a su madre tras el mostrador, lista para reprocharle por la razón que sea de su impuntualidad. En su época universitaria, aunque la visitaba como mínimo dos veces por semana, ella estaría de mal humor por la poca atención que recibía de su único hijo. Le reclamaba seguido que si por esos tiempos se desinteresaba tanto, ¿cómo sería cuando se hiciera vieja? No tuvo la oportunidad de saberlo, sea como fuere.

━No sé si quiero abandonar a papá ━dijo Tyler, mencionando a su progenitor con un hilo de voz. Reagan nunca lo miraba con lástima, más bien ladeaba la cabeza y formaba una expresión extraña, entre indiferente y compasiva, a la que el más joven estaba acostumbrado y la prefería en lugar de la condescendencia.

━Ty ━murmuró el mayor, con un tono objetivo, haciendo recuento de la situación━. John te recogió del hospital hace menos de un mes.

━¡Lo sé, lo sé! ━exclamó él, con un temblor ligero que le llevó a empuñar ambas manos━, pero quizá esta vez sea diferente. Lleva sobrio desde entonces.

Reagan se limitó a asentir y contempló de nuevo la tienda de su madre a sus espaldas. No podía concebirla como suya, aunque se tratase del único heredero. Había sido el mayor logro de Martha. Un impulso estúpido, dijeron sus hermanas cuando en su momento, en especial tras enterarse del préstamo absurdo al que accedió para ello. Era una fantasía a la que se aferró con desesperación porque estaba harta de la dependencia que forjaba con los demás.

━Además no me gusta la ciudad ━siguió diciendo Tyler, con las manos en los bolsillos por el frío y el temblor que también podría atribuirlo a eso, de no ser porque sus ojos aguados lo delataban. Reagan no giró la cabeza, pero sabía que le prestaba atención━. La casa de Johnny está en medio de todo el caos. Aquí es tranquilo. Allá moriría por el ruido y Johnny siempre está ocupado.

Tyler se calló de repente, evadiendo mencionar que conseguir trabajo sería más difícil para él. Reagan lo había empleado porque John se lo pidió, pero era consciente de su situación. Tanto Reagan como su mejor amigo eran homosexuales, pero aquello era un detalle que se descifraba con profundizar en la persona. Tyler tenía la mala fortuna de coincidir con lo que se esperaba de un gay, con los manerismos, la forma de hablar, incluso la complexión física. Sin mencionar su lengua suelta y el temperamento explosivo. Era intolerante a los intolerantes, siempre lo decía, pero aquello le afectaba enormemente en un pueblo como aquel y la ciudad no era mucho mejor. Si se iba con Johnny, sea como fuere, acabaría relegado, limitado a ser un amante secreto que solo lo esperaría, sin nada que hacer y nadie con quien hablar, por más que su pareja insistiera en que sería lo mejor.

━Papá es todo lo que tengo, lo sabes ━Tyler dijo. Reagan esta vez sí volteó a verlo, inexpresivo, pero con una confusión creciente en su interior, además de un poco de indignación

━Lo dices luego de comentar que tu novio quiere que vivan juntos.

━Tú no abandonaste a tu madre por... ━Tyler titubeó, pero como ya estaba sacando el tema a colación, volvió a hablar━. Tú sabes quién.

Reagan apretó los dientes, rememorando a esa persona, pero a esas alturas ya no le afectaba. Pensaba en Dean para ello y las posibilidades de que todo saliera bien esta vez.

━No es lo mismo.

━¿Por qué no? ━inquirió Tyler.

━No valía la pena ━se limitó a decir Reagan, su voz hostil, que junto con su ceño fruncido le otorgaban a Tyler una vista que pocas veces había observado en su taciturno jefe. Era como un desafío a no insistir, que no se atreviese a agregar a alguien más en la conversación sobre si valdría la pena o no. Su madre ya estaba muerta, por lo que no importaba.

Pero por si acaso, Reagan se dispuso a darle una noticia que dejaría el tema atrás.

━Voy a cerrarla ━dijo señalando la tienda con un leve movimiento de cabeza. Tyler perdió todos los colores en su rostro.

━¿De qué hablas?

━Voy a venderla ━agregó. Aquello no era una probabilidad o incluso un riesgo, sino un hecho. Tyler parpadeó, lo asimiló con todas las consecuencias que eso tendría para él y se sintió arrastrado a un escenario grotesco; uno donde, lo quisiera o no, dependería de alguien más.

━¿Por qué? ━preguntó, en voz baja, pues al menos tenía derecho a saber eso.

Reagan dejó escapar un suspiro. Sentía lástima por ese chico, por más que supiese cómo moderar sus expresiones cuando conversaban, esa era la verdad. Sentía lástima porque era como él, aunque con el estigma físico que él no había tenido jamás. Su madre no le había levantado la mano en su vida, pero nunca tuvo que hacerlo. Comprendía que Tyler estaba solo, su único refugio era un padre violento y un novio que, si bien era bueno con él, no podía usar como una solución a sus problemas.

━Porque vale la pena ━dijo, de manera involuntaria, volviendo a lo mismo que había querido descartar. Tyler le dio la espalda y se marchó sin más.

Reagan devolvió su atención a la tienda, pensó en lo que había sido para su madre: una oportunidad y una pasión que no tenía nada que ver con un sueño frustrado que no podía enterrar, sino que tenía más de venganza contra el mundo que la había encadenado.

Ahora aquella era la prisión de Reagan, si bien quien lo resguardaba se había ido y las llaves estaban en sus manos, los barrotes seguían atemorizándolo como las sombras del pasado lo habían hecho con su madre. Y él debía dejarlo ir, no solo por la ausencia de ella, sino porque estancarse era un obstáculo para conseguir todo lo que quería con plenitud. Eso incluía a Dean.

Nota: qué lindo es escribir sin volverme loco porque tenga sentido. Buen día. xd

El cristal se rompe | BL +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora