» Lilia Alaire. —Examinó sus reacciones antes de continuar—. En aquellos tiempos debía tener seis o siete años.

La sorpresa y el horror invadieron a Naia. ¿Seis años? Era incapaz de imaginar el subidón que había tenido la bruja antes de realizar el hechizo, los gritos y amenazas que había proferido o la expresión apática que la había seguido en alguien tan pequeño, tan inocente... era incapaz de imaginar a alguien tan joven y... matando. Aunque fuera sin querer.

Naiym continuó con la historia sin apartar la mirada de ellos.

—Los cazadores la rastrearon durante meses hasta que un día desapareció. Se esfumó del mapa.

» La encontrarían meses más tarde, aquí. —Señaló a su alrededor para darle énfasis—. En la otra punta del planeta.

» Consiguieron acotar la búsqueda hasta una casa en medio del bosque por algún lugar aquí cerca.

¿Podía ser la granja? Naia se preguntó entonces por qué habían decidido apodarla así. No había habido establos ni nada que les hiciera pensar en una granja... se obligó a continuar escuchando la historia con atención.

» Y estaban a punto de entrar cuando apareció un ángel.

—¿Un ángel? —La pregunta, cargada de desconcierto y recelo, se escapó de sus labios antes de que pudiera evitarlo. Eso no se lo esperaba. ¿Un ángel? ¿De verdad?

Sabía que los demonios existían, y por correlación los ángeles también debían ser reales, pero aun así...

—Eso dice la historia.

—¿Nos estás contando una leyenda? ¿Un cuento para niños? —El ceño de la chica se había fruncido notablemente.

Naiym tardó unos segundos en responder, valorando cómo continuar. Si continuar.

—No. Es una de las apariciones más bien documentadas y fiables de la historia, al menos entre los cazadores, pero esto no es lo más relevante ni de lejos.

» Menos en nuestra situación actual.

Naia fue totalmente consciente de como esa última frase había sido una prueba, como había estado examinando sus reacciones para ver si sabían de lo que hablaba. No tenía ni idea a qué se estaba refiriendo, pero fue suficiente para obligarla a callar y seguir escuchando.

» Nunca antes un ángel se había aparecido ante un grupo de cazadores, o al menos no desde hacía milenios (si creemos lo que dicen las leyendas), y si bien durante la historia diversos cazadores afirman haberlos visto, no son fuentes muy fiables.

—Alcohol, supersticiones, puede que drogas... —murmuró la chica a sus espaldas. A Naia le sorprendió su intervención en la conversación.

Su hermano la ignoró.

—El motivo de su aparición y sus palabras fueron todavía más importantes.

—¿Imagino que no fue nada tipo «seguid a Dios y seréis recompensados» o «el demonio es malo»? ¿no? —propuso Áleix. Tanto a Naia como a la cazadora se les escaparon una risilla entre dientes. Naia se sintió orgullosa, le había enseñado bien.

—No. —Percibió duda en la mirada de Naiym, dudaba si continuar la historia o no. Dio gracias cuando siguió hablando—. Hasta ese momento las parcas habían sido consideradas demonios, habían sido cazadas y exterminadas por su relación con la muerte. O al menos lo habían intentado, no con demasiado éxito.

Su interés se vio exponencialmente incrementado. Se obligó a no girarse hacia Áleix y Asia para no revelar su interés en el tema, su implicación. Entendió entonces a qué se había referido el chico unos instantes antes con «la situación actual». 

Cuando la muerte desaparecióWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu