Pecado de llamas violetas [MAQUIAVLICA LIBRO I]

💀 Capítulo: 23👑

—Parecías algo incómoda —comenta Adonis.

—No especialmente —mi vista encuentra a David entre la multitud bailando con Jo, ella está sonriendo con naturalidad —Él es un buen chico, de lo mejor que puede ofrecer su especie. Su curiosidad me parece fascinante al igual que su tolerancia al descubrimiento de lo oculto, cualquier otro ya hubiera salido corriendo —regreso mi atención al chico pelinegro frente a mí apenas un poco más alto que yo —Pero si la reunión de hoy sale mal no importará, todos moriremos —digo.

—Aun si hoy todo sale bien, de igual forma moriré —dice Adonis con melancolía mirando a Jo por un par de segundos.

—¿A qué te refieres? —

—Hablo de mi destino —concluye.

No lo entiendo pero tampoco pregunto más al respecto, el chico solo tiene 13 años y aun así parece estar resignado a una fatalidad, pero eso no tiene nada que ver conmigo.

Él no me disgusta, es como una pieza de un material rígido e inmutable, sus emociones no son tan transparentes como las de su hermana melliza, sus emociones parecen provenir de un alma antigua y cansada, me recuerda a los demonios ancianos lo que es poco consistente con su edad.

Bailamos un rato y luego nos reunimos con Jo y con David, esta vez los dos hermanos no nos dejan solos, se quedan con nosotros el resto de la velada hasta que Ankor hace una señal para que algunas personas del gran salón lo sigan hasta una sala contigua.

—Es hora —Dice Jo.

—Vamos, ya va a comenzar la reunión —habla Adonis extendiendo su mano para guiarme hasta la sala contigua.

—Quédate aquí —le digo a David en un tono más autoritario de lo que quería usar.

—Si se hablará del destino del mundo, los humanos también deberían tener una representación, déjame asistir como un representante de los humanos —dice con decisión.

Su determinación es evidente.

—Haz lo que quieras —digo algo cortante.

Los cuatro vamos hasta la sala. Un puñado de individuos ya se están acomodando en torno a una mesa ovalada, Ankor ya ha ocupado un asiento a la cabeza de la mesa desde donde tiene una vista privilegiada de la puerta.

Adonis y Jo caminan hasta donde está su padre y se sitúan de pie detrás de él.

Yo tomo el único asiento que queda libre justo al extremo opuesto de Ankor y dándole la espalda a la puerta, David por su parte se queda de pie junto a mí.

Los representante de los clanes sentados en la mesa son un heterogéneo tanto en edades, sexo y colores de piel y cabello. El más joven no se ve mayor que los mellizos, mientras que el más anciano, me recuerda a un árbol de 10.000 años.

—¿Ya puedes decirnos qué asunto es tan importante que no puede esperar? —pregunta una anciana con voz ronca viendo fijamente a Ankor.

—De nuevo les doy la bienvenida a mi casa y gracias por responder a mi invitación aún cuando fue grosero de mi parte hacerlo con tan poco margen de tiempo, el baile fue solo una excusa para reunirlos a todos aquí. Como todos habrán notado el mundo de los demonios está fuera de control, la razón es que su rey ha desaparecido —explica Ankor, pero a medio discurso es interrumpido.