AMANTES

06

Ishani Cross.

—este diseño me gusta más — ruedo los ojos por segunda vez observando como vuelve con la misma indecisión de siempre.

Desliza el dedo en su celular, pasando las fotos en su teléfono, enseñándome cada pro y contra que tienen cada una.

—honestamente, para mi todos se ven igual — me encojo de hombros — se ven deliciosos y hermosos.

Camile suspira antes de mirarme fijamente, como si yo no fuera capaz de comprender su problema.

—llevo horas explicándote por qué no me decido —me muestra la pantalla — ¿ves este color?

—es blanco.

—no — se exalta — es un color muy diferente, y aunque es lindo, estaría fuera de lugar.

Sigue mirando la pantalla de su celular, frustrada.

—camile — le arrebato el aparato mientras refunfuña — debes calmarte, entiendo que estes nerviosa por la boda, pero te estas estresando mucho — sujeto sus hombros.

Me mira por alguno segundo en los que se rinde y hace un puchero.

—quiero que sea perfecto — confiesa — no quiero que haya un error por mínimo que sea. — sus ojos se escusan — me voy a casar con el hombre que amo, y quiero que sea el mejor día de mi vida.

—y así será — la abrazo — pero tienes que cooperar.

La hago olvidarse de su celular por ¿media hora? Me doy por vencida cuando veo que no lo lograre por más tiempo. El día se nos pasa yendo de un lado a otro, la acompaño a probar pasteles, postres, platillos, vinos, todo lo que se atraviese.

Nuestra última parada es en la sucursal del catering que contrato. Me quedo observando las flores mientras ella se va a hablar con no sé quién.

—¿te gusta? — a mi izquierda, una voz masculina pregunta. —creo que se verían muy bonitas en un ramo.

Asiento observándolas de cerca las camelias frescas. Que hermosas.

Me enderezo volteándome al hombre a mi lado.

—¿novia o dama de honor? — entrecierra los ojos.

—dama de honor — respondo examinándolo de pies a cabezas —¿novio o acompañante? — devuelvo.

Sonríe mostrando su mano derecha — dueño del establecimiento. — vuelve a mirarme abiertamente sin dejar de sonreír. Extrañamente, su mirada no es molesta, por ello solo me quedo en silencio, observándolo atentamente.

Es alto, facciones finas, cabello rojizo, ojos verdes, desde donde estoy noto las pecas que salpican su rostro.

Tiene más que Zade.

—luca — una rubia aparece a su espalda y este deja de sonreír. — he estado buscándote por...

—ya me has encontrado — responde sin mirarla, enarco una de mis cejas al percatarme del brusco cambio de su semblante.

—el sistema ha colapsado y... — alza una mano y la mujer deja de hablar, abruptamente.

—ya me notificaste, puedes retirarte. — casi bufo por su tosco tono de voz.

—pero...

—no lo volveré a repetir Sam. — la mira por primera vez y ella endereza la espalda, con las mejillas sonrojada.

Seguramente avergonzada y enojada.

Da media vuelta y sus pasos se vuelven apresurados mientras avanza por el salón. Rodando los ojos, me doy la vuelta y empiezo a caminar, pero. . .