05

743 42 2
                                    

Ishani Cross

No puede ser cierto.

Miro a Zade con los ojos abiertos a mas no poder. Maldición, el corazón se me va a salir del pecho.

¿chicos? — vuelve a hablar y yo trago con fuerza.

Vuelvo a mirarlo, buscando alguna clase de excusa o solución para este momento. Diablos, no se me ocurre que decir. Si esta persona vio lo que creo que vio, estamos acabados.

Zade se endereza soltándome despacio y dándose la vuelta, dejándome a su espalda y ocultándome. Aprovecho y rápidamente me acomodo la falda y el cabello.

—¡por dios, si son ustedes! — salgo cuando escucho su jadeo. — cuanto tiempo ha pasado — sonríe abiertamente.

El corazón se me estruja al reconocer a la persona frente a mí. Ese rostro es. . .

—tía Ellie — susurro sin creerlo.

—oh pequeña — sus ojos se cristalizan — como has crecido — se lanza a mis brazos y vuelvo a respirar tranquilamente.

No vio nada extraño.

Por un momento me parece ver a Zade suspirar aliviado y, si él no lo hizo, yo sí.

Carajo, estuvo cerca.

Aprieto a la mujer en mis brazos y, sin intención, recuerdos de mi madre empiezan a llegar. La tía Ellie es la gemela de mi madre, y aunque mi corazón sabe que mi madre partió hace tiempo, mi mente me engaña y por un segundo me permito creer que es mi madre a la que abrazo.

Sus brazos me aprietan por última vez, antes de agarrar mi cara entre sus manos y empezar a dejar besos por mis mejillas, tal como cuando era niña.

— Estas tan hermosa — limpia sus lágrimas al separarse. — dios, perdona. Te he llenado de labial. Otra vez.

Sonríe y el corazón se me estruja. No es mi madre, me digo.

—Ya es costumbre — desde pequeña, siempre hacia lo mismo. Y la tía es de usar labiales de colores muy fuertes. Nunca me desagrado que lo hiciera, y desde la tercera vez, se volvió algo muy común en nosotras.

— Y tú, ya eres todo un hombre — se gira hacia zade. — la última vez que te vi tendrías cuanto... ¿15, tal vez?

El hombre solo asiente en respuesta, pero ella no lo toma a mal. Vuelve a concentrarse en mí.

—¿qué hacen aquí? Tenía entendido que se mudaron a Londres desde... —se corta antes de terminar.

—tenía trabajo que hacer aquí — interfiere a ver su cambio de ánimo — y ella está tomando unas pequeñas vacaciones. —termina por decir zade, y me contengo lo suficiente para no bufar ni rodar los ojos.

Desde hace unos días he pensado que eso de trabajo, fue más una excusa que otra cosa.

El teléfono de zade suena y pide permiso para contestar se aleja un poco dejándome a solas con mi tía.

—se ha vuelto todo un hombre — suspira dándole una última mirada. — ¿ya comieron algo? Quisiera invitarlos a cenar.

—de hecho, ya nos íbamos cuando... — nos encontraste besándonos.

—oh, si, entiendo. — me observa por un largo tiempo en el que logra ponerme incomoda. Sera que si vio algo? — lamento haberte confundido con su esposa — hace una mueca de pesar.

— que dices.

— es que desde donde estaba creí haber visto a zade besar a alguien — dejo de respirar — pero no traigo mis gafas, y al acercarme y notar la hermosa maraña de greñas que tienes, es obvio que me equivoque. — sonríe.

AMANTESWhere stories live. Discover now