Capitulo 05. (+18)

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Compañía...

Gian contenía la respiración por culpa del éxtasis producido por Ámbar sobre él, jamás se había sentido así por una chica. Jamas pensó sentirse así por alguien en su vida, pero ahora estaba jodido por esta chica.

Miles de cosas invadieron la mente de Ámbar, pero al final ella solo quería follarse a Gian, cabalgar su cuerpo hasta que ambos se corrieran y sus cuerpos terminan exhaustos. Se quitó por completo la bata que traía puesta, y se subió sobre el abdomen del moreno. Desde su altura y sobre Gian, Ámbar se sentía poderosa, tan afortunada por tenerlo solo para ella...

—¿Porqué eres tan callado?—era una pregunta que no abandonaba los pensamientos de Ámbar y pensó que ese era el momento indicado para hacerla.

Gian soltó el aire que tenía contenido y se removió debajo de Ámbar. Abrió sus labios un poco pero solo soltó aire, acomodó un brazo debajo de su cuello y hundió las cejas.

—Soy un Sigma—su voz ronca y entrecortada.

Con su otra mano Gian jugó con el pliegue de la tanga de Ámbar, y al sentir la punta de sus dedos rodando en su cintura, Ámbar estuvo a punto de correrse ahí mismo. Así que no insistió sobre el asunto, a cambio se afincó sobre el pecho definido de Gian y se inclinó para besarlo desenfrenadamente, feroz y salvaje. Los jadeos y gemidos, junto a algunos gruñidos emitidos por Gian cada vez que Ámbar movía sus caderas sobre la erección de Gian.

Gian no pudo contenerse y apartó la poca tela mojada que tapaba la entrada de Ámbar, ella tomó entre sus manos el pene venoso de Gian y lo introdujo lentamente dentro de ella, hasta que llegó a tocar nuevamente esa zona más profunda de Ámbar... Un chillido fue ahogado por sus propiasanos cuando Gian la levantó para penetrar su cuerpo con violencia y ferocidad. Ella mantenía su cuerpo apollado del firme pecho de Gian, pero el deseo y las ganas de Ámbar le hicieron recordar lo que ella quería, cabalgar el pene de Gian hasta hacerlo correr. Está idea junto a los movimientos rápidos y feroces de Gian, hicieron que el éxtasis aumentara en Ámbar, el sonido de sus cuerpos colisionando, las rápidas veces en que Gian entraba y salía de ella, al agite de todo sus cuerpo al ser embestido desde abajo y la incomparable sensación piel con piel, hacían que todo el cuerpo de Ámbar se erizara... Todo su cuerpo se estremeció cuando un orgasmo azotó cada centímetro de su cuerpo, el aire faltó en sus pulmones, su visión se volvió borrosa y de pronto ya no sentía sus piernas.

Un nuevo deseo creció en ella, uno que no podía contener... Y era el de Marcar a Gian como suyo, lo quería para ella. Quería que sus esencias fueran una. Quería que sus pensamientos, sus sentidos y todo su ser fueran uno con los de Gian. Sintió como sus colmillos se alargaron, sintió como su loba se estaba apoderando de su cuerpo y estaba a punto de reclamar a Gian como suyo. Y luego de que Gian se detuviera para que Ámbar recobrara el aliento, Ámbar se acercó a su cuello para marcarlo. Antes de hacerlo, inhaló el olor a cedro y canela que emitía el moreno, ese olor que la tenían hecha un caos por dentro, que la tenían hecha un mar de lujuria y pecado.

—Ámbar no lo hagas—dijo Gian al percibir que Ámbar había aumentado la cantidad de feromonas emitidas por su cuerpo.

Ámbar lamió el cuello de Gian.

—¿Por qué no hacerlo?—preguntó juguetona.

Gian en realidad anhelaba aquello tanto como Ámbar, pero algo en el fondo le impedía consentir dicho deseo. Tuvo que cambiar la forma de sus brazos a los de una bestia, para poder alejar con la suficiente fuerza a Ámbar, hasta que ella entró en razón.

Esta vez ella empezó a moverse sobre el pene de Gian, evitando verle a la cara por lo que estuvo a punto de suceder... Gian bajó sus manos a la delgada cintura de Ámbar, luego a sus nalgas y enterró sus dedos en ella mientras la chica se movía sobre él. El ambiente volvió a tornarse apasionado y lujurioso, sus cuerpos sudados y colmados de placer pero también deseo, empezaron nuevamente la competencia por satisfacerse.

Ámbar se movía sobre Gian y cada vez que lo hacía él gruñía por el placer producido por Ámbar. Admiraba la cara sonrojada de la castaña, sus delicadas manos tocando su pecho y abdomen, sus cuerpos chocando y haciendo eco en la habitación. El se sentó y atacó los pezones de Ámbar, ésta envolvió sus brazos alrededor del cuello de Gian e intensificó los movimientos, sintiendo más placer y dejando que Gian tocará lo más profundo de su cuerpo, aparentando su pene en su intimidad...

Gian acarició la espalda de Ámbar a palma abierta, su otra mano la llevó al cuello de Ámbar y la besó. Entre el beso pudo escuchar los gemidos ahogados de Ámbar y cuando el climax empezó a llegar a al cuerpo de Gian éste recordó algo...

—¡Ahhhhhh!—gimió Ámbar en el cuello de Gian mientras se corría con su pene dentro—Sss.

Gian sostuvo las caderas de Ámbar y la levantó en el momento que su cuerpo fue sacudido por el orgasmo, y gracias a las Lunas descargó afuera de Ámbar.

—Maldición—susurró por lo bajo.

Ámbar no sentía las piernas, estaba exhausta y abatida. Su cuerpo se desplomó una vez Gian calló de espaldas sobre el colchón.

***

Ámbar se había lavado, después de una noche como esa ya era hora de descansar, casi no sentía las piernas y su intimidad estaba marcada con un poco de dolor por lo ocurrido. Cuando volvió a la habitación, Gian ya había cambiado la cama y estaba acostado boca abajo en la cama de Ámbar, solo tenía puesto un boxer negro.

Ámbar pensó en irse a la otra cama, pero su yo interior no quería dormir sola esta noche. Quería dormír con Gian... Y lo iba a hacer.

Cuando Ámbar se lanzó sobre la cama, Gian se movió, quedando boca arriba y entre abriendo esos ojos dorados

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Cuando Ámbar se lanzó sobre la cama, Gian se movió, quedando boca arriba y entre abriendo esos ojos dorados.

—Lo siento—dijo con su voz ronca—, si quieres me voy.

Ella puso una mano sobre el muslo de Gian.

—Nop—sonó casi como un ruego.

Gian sonrió y dejó que Ámbar se acomodara y otra vez se quedó dormido. Ámbar se acostó sobre el pecho de Gian y pensó en lo lindo que sería si sus padres, no la hubiesen ofrecido como mate a otro Macho. Se imaginó un mundo donde ella y Gian eran el uno para el otro. Un mundo solo para los dos, sin nadie que le exigiera qué hacer...

Solo Gian y Ámbar.

Solo una Luna y un Sigma, dos almas distintas pero destinadas...

Inhaló ese aroma tan embriagante de cedro y canela, quedando embriagada sobre el pecho de Gian.

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El Celo de Una Luna ✅Completa✅Where stories live. Discover now