Capítulo VIII.

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La ceremonia estaba por empezar, era momento de bajar. Me vi por milésima vez frente al espejo, hundí el abdomen y levanté los hombros.

Un maquillaje nude, labios terracota y eyeliner dorado que hacían juego con el vestido y la cartera.

No había forma de evitar esto así que exhale profundo.

Como si no tuvieramos el tiempo encima por fin salió del baño perfectamente vestido.

Mancuernillas con sus iniciales, un rolex y los anillos que acostumbraba.

El olor de su colonia inundó la habitación, se miró frente al espejo hizo una mueca apretando la mandíbula y se acomodo el pelo con las manos.

Qué coraje con el mínimo esfuerzo se veía divino, lo miraba detenidamente desde el espejo cuando preguntó:

-¿Te gusta lo que ves?- además también es un engreído

-Yo te veo muy normal- puse los ojos en blanco.

Me puse el pequeño abrigo que venía en conjunto con el vestido cuando empezó a quejarse.

-No, qué estás haciendo? ¡quítate eso! Así te ves... muy bien.

No pude sostenerle la mirada.

Bajamos al salón que estaba llenándose, después de la breve ceremonia Jacob se fue directo a la barra de la boda.

Pude verlo platicando con el barman y decidí que era momento de emprender mi graciosa huída.

Abandoné mi asiento y estaba atravesando el salón para perderme entre la gente y regresar a la habitación cuando una voz me detuvo:

Vivianne, la mamá de Jacob, ¡genial!

-¿Tan pronto te vas?

-No, estaba...

No me dejó terminar.
Lanzó la flecha directo y sin escalas.

-Dime querida... aquí entre las dos, ¿quién elegió ese vestido?- su mirada como un dron recorriéndome de norte a sur.

-Jacob. El me lo regaló

-Por supuesto. Eso pensé, desde que llegaron has estado cubriéndote el pecho con una vergüenza innecesaria.

Un Rem Acra de cocktail, una pieza exclusiva de la última colección a decir de su etiqueta.

-Verás, portar una pieza como esa no sólo es cuestión de una figura linda o un cuello largo... Si sólo hubieras recogido el pelo- tomó las mechas de mi pelo y lo levantó

-Y hubieras contratado un estilista ahh habrías dado el ancho

Solo quería desaparecer, estaba molesta.
Mire a mi alrededor y Jacob no aparecía por ninguna parte.

-Le daré a mi hijo unos contactos para que se encarguen de ti

No supe que responderle y baje la cabeza, esperando que de un momento a otro alguien se acercara y esta tortura terminara.

-¿Dónde estará? Siempre ha sido tan escurridizo, se aburre tan‐fácilmente.

Su mirada despreciativa.

El responsable de catering se acercó le hizo una mueca y ella se fue por fin trás él.

Deambulé por el salón lleno de invitados, parecían clones. Las mismas conversaciones, el mismo estilo de vestimenta.

Un mesero me ofreció un bocadillo, le sonreí y lo tomé, me estaba muriendo de hambre.

Me hice de un espacio muy al fondo aprovechando que hacían brindis algunos invitados.

Forever. You said.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang