Durante el otoño encontraron un grupo de once personas: seis adultos, un anciano y cuatro niños. Si bien el lugar era todavía espacioso, se tuvieron que hacer ciertas modificaciones para que todos tocaran una cama, al menos. A eso, se le sumó que decidieron ir a explorar un poco más lejos de lo normal, estando fuera tres noches seguidas. Fueron Yoongi, Jungkook, Jin, Jimin, Seulgi y Hyejin, en la camioneta y la furgoneta, para ver si podían encontrar algo que les sirviera a soportar mejor ese invierno.

Hoseok estuvo llorando dos días enteros antes de marcharse, tratando de convencer a Yoongi de que no era necesario. Jungkook podía entender el miedo de su amigo, después de todo, él habría estado igual si no le hubieran dejado acompañar a Jimin.

―Te necesito aquí ―le dijo Yoongi a Hoseok―, para que la gente no enloquezca. Para que alguien no trate de tomarse el poder. Sólo confío en ti, bebé ―el mayor le besó los nudillos―. Volveré. Siempre vuelvo a ti.

Se alejaron kilómetros y kilómetros del área que ellos solían explorar, recogiendo más provisiones de casas abandonadas, materiales que pudiera servirles para cualquier cosa. Fue allí cuando llegaron a una granja y encontraron a una pareja de ancianos y una mujer a punto de dar a luz. Además, poseían animales: tres cerdos, dos cabras, seis gallinas con unos polluelos, y un gallo. Les hablaron de la comunidad que ellos tenían y si querían integrarse, e inició todo un drama por subir a los animales a la camioneta y atrapar a las gallinas. Por dios, fue casi como un día de campo desastroso.

El viaje fue mucho más lento por todo el peso que trasladaban, pero valió la pena. En especial cuando llegaron y Hoseok apareció llorando, lanzándose sobre Yoongi y gritándole que no volviera a dejarlo. El rostro azorado del líder era suficiente para relajar los ánimos, tan colorado por todo lo que le estaba diciendo su novio.

Esa noche, todos tuvieron que dormir con las almohadas en sus orejas para ignorar los gritos –gemidos– de Hoseok.

Por lo mismo, tuvieron que improvisar un corral para dejar a los animales, y con los materiales que trajeron, construyeron un invernadero para poder cultivar en invierno también.

Poco después, Sora, la mujer embarazada, tuvo trabajo de parto, pero no resistió y falleció a las pocas horas de haber dado a luz. Fue una tragedia para la comunidad, que guardó luto varios días. Hoseok decidió hacerse cargo del recién nacido, ignorando los reclamos de Yoongi y alimentándolo con leche de cabra.

Se podía decir que, en ese momento, Yoongi estaba asumiendo una paternidad a regañadientes, pero Hoseok no dio su brazo a torcer.

―Pero a ver, ¿nunca has querido hijos? ¿Y menos con Hoseok? ―le preguntó Jimin, días después.

―No es eso ―se defendió Yoongi―, es sólo que... Mira, no es el mejor momento para traer niños al mundo, ¿no crees? Y peor... No quiero ni imaginar el dolor de Hoba si algo le llegara a pasar a Koo.

―¿Koo? ―farfulló Jungkook―. ¿Le ha puesto mi nombre?

―A medias ―suspiró Yoongi―. Dice que es como tú, pequeñito y abrazable.

Jungkook no sabía si reír o enojarse.

Así que las cosas estaban cambiando en el lugar, definitivamente, y necesitaban ampliar sus territorios.

―Cien metros ―dijo Namjoon, más tarde, mientras estaban observando a través del muro construido, hacia las casas abandonadas más allá―. Con eso, nos haremos por lo menos con cinco casas más y el espacio necesario para construir un corral decente. Mang está a punto de dar a luz.

Mang era la cerda hembra que trajeron. Jungkook encontraba el nombre muy gracioso.

―Debemos aprovechar el invierno ―habló Yoongi―, los Z se mueven más lentos y se hunden en la nieve. Para nosotros igual será complicado, pero podemos arreglárnoslas.

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⏰ Last updated: Mar 08 ⏰

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