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Aceptar el sufrimiento es la mayor fortaleza que tenemos.

Jimin lo había aceptado, supero todos los malos momentos y el sufrimiento que padeció a lo largo de su vida.

Hoy en día es un doncel que irradia felicidad, calidez y nobleza por todas partes, pero eso solo es gracias al mayor tesoro que la vida le dio su luz en medio de la oscuridad.

—Minki, bebé despierta— Susurra Jimin, con mucho cariño a la pequeña bolita que estaba oculta dentro las cobijas.

—No, api… omil— balbucea su hija entre sueños.

Apenas empezaba a hablar, algunas palabras y letras todavía no podía pronunciarlos con claridad, pero lo intentaba.

—Hice chocolate para desayunar— la pequeña abrió sus ojos — Con galletas de forma de Osito.

—¡Miki depelta!!— grita poniéndose de pie en la cama.

Jimin sonreí feliz, todas las mañanas era lo mismo con su bebé.

Luego de desayunar, Jimin empezaba a arreglar a su bebé colocándole un vestido celeste, uno zapatitos blancos y con su inconfundibles coletas.

Minki amaba las coletitas que su papi le hacía con mucho amor.

Cada vez que miraba a su bebé se le salían las lágrimas, durante un tiempo fue de dolor, teniendo pensamientos que lo atormentaba que no sería suficiente y buen padre para su pequeña, pero sus lágrimas ahora son de felicidad y total alegría.

Minki era la mayor fortuna de felicidad que tenía.

—¡Amo apiii!— exclama la pequeña, al ver a su padre llorando.

Los sollozos son más grandes y con una gran sonrisa su padre le responde — Yo te amo mucho más, mi amor —declara llenándola de besos.

—No api... Miki…no…vel— exclama la pequeña riendo. El mayor solo sigue dándole besos.

Hoy era el último día que estaría trabajando en la cafetería de la señora Kim, quería llevar bien hermosa a su bebé para que la despidieran, sabía el amor tan grande que tenía por ella las personas en ese lugar.

Durante dos años estuvo ahorrando para poder compararse una propia casa, ya que donde vivía solo era un pequeño departamento alquilado, quería que su bebé pueda disfrutar de un hogar verdadero, seguro y propio.

Iban a mudarse a la gran ciudad de Seúl, Jimin ya había comprado la casa hace algunos días, ahora solo tenía en mente, disfrutar su nueva vida junto a su bebé, alejados de ese lugar.

Saliendo del departamento suben a un taxi y se dijeren a la cafetería, el doncel aún tenía miedo y no por él, sino por la vida de su bebé, en cualquier momento podría volver a cruzarse con aquel desgraciado hombre que lo abandono embarazado.

—¡Mi Bolita de arroz!— exclama la señora Kim, tomando a la bebé en sus brazos, antes siquiera terminar de entrar en la cafetería.

—Buelitaa!!!— grita la pequeña abrazando a la mujer.

La pequeña Minki, era una dulzura andante con dos años ha conseguido ganar el corazón de todos sus cercanos, al doncel no le molestaba que su bebé le diga abuela a Hyuna, él siempre estará agradecido con ella, fue un ángel enviado en su momento más terrible, la mujer estuvo con él durante toda la etapa de su embarazo como una madre preocupada.

Jimin nunca conoció tal cariño, él fue un niño huérfano que creció en un orfanato, es por eso que la consideraba como una madre.

—Buenos días, Noona— Saluda el doncel al entrar en la cafetería. Sería muy difícil para el despedirse de ella.

—Buenos días, mi niño— comenta la mujer, aún tenía a la pequeña en brazos, dándole muchos besos de cariño.

—Cuide a Minki, me voy a cambiar — pide al dirigirse a la habitación de empleados.

—Claro que sí—exclama feliz Hyuna —te tengo un pedazo de pastel de chocolate — susurra en los oídos de la pequeña.

—¡Sii!!— grita la niña y es lo último que escucha Jimin al adentrarse a la habitación.

El día paso con mucho trabajo, al ser una de las mejores cafeterías de Busan, el número de los clientes de igual forma crecía en gran manera, Jimin siempre estaba atento a lo que hacía Minki, la pequeña siempre estaba detrás de él, por lo que decidió hoy quedarse en la caja para tenerla junto con él, sin estorbar a nadie, ya era las seis de la tarde el horario de salida por fin había llegado, se disponen a cerrar todo el local.

Con suspiros y cansancio se sienta a descansar después de un cansado día, Jimin suspira y sujeta más fuerte a su bebé que yacía dormida en sus brazos.

—¿Es necesario que se vayan tan lejos?— consulta la mujer, han sido días difíciles para ella, el amor que le tenía a ambos era muy grande.

—Hyuna ya hablamos de esto — responde cansado— Necesito alejarme de aquí.

La mujer lo mira triste y las lágrimas empiezan a descender de su rostro— Me separarás de mi nieta — solloza dolida.

—Nunca haría eso, puedes ir a visitarnos, también nosotros vendríamos —Sugiere el doncel.

—No es lo mismo—

Jimin lo mira dolido —Noona por favor — pide con lágrimas en los ojos.

—¿Qué hora se irán?— consulta con la mirada perdida.

— Las nueve, saldrá el camión de mudanza— declara con dolor, para ninguno de los dos era fácil. Llevaban tres años de conocerse formando un gran vínculo de madre e hijo.

La mujer ya no dice nada, lo cual es más doloroso para él, se despide y se van con su niña en brazos, mañana le esperaba un día totalmente diferente.

Una nueva casa, un nuevo comienzo y un nuevo hogar, con esos pensamientos se va a dormir abrazado a su bebé.

Una nueva casa, un nuevo comienzo y un nuevo hogar, con esos pensamientos se va a dormir abrazado a su bebé

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Nuevo formato de narración
Primer cap.
Gracias mis Bolitas!!

~Warm~(YM)Where stories live. Discover now