capitulo 3

15 3 8
                                    

Este hombre dice ser mi familia, ¿primo? Todavía no sé ni donde estoy parada. La noticia de mis padres, mejor dicho, adoptivos padres que son todo lo que siempre he conocido están muertos. Muertos, no los veré nunca más.

Pero... Lo desconcertante ahora es que el sujeto que tengo en frente me está impidiendo la entrada de oxígeno, me está abrazando con tanta fuerza que mis pies son imposibles de reaccionar, pero lo harían si hago lo que pienso.

Lo hice.

—¡Auch! —Exclama—. Eres una loca. ¡Una desquiciada!

—Gracias —murmuro, mientras retrocedo—. Un placer la cena, fue... encantador, ¿no?

—Si te hubieras comportado...

—Tú no me vas a decir como debo comportarme, no como ellos lo hacían. Esto se acabó ya.

Aunque intentara irme, salir corriendo o quizás, llorar desconsolada ahí mismo... Decido enfrentar que verdaderamente necesito de su ayuda para conocer la verdad, todo esto que me resulta tan absurdo, loco, increíblemente doloroso. No conocer tu lugar, y ahora, que nunca has sido esa persona que siempre te has montado en la mente, eso es, aterrador.

¿Y no saber lo que sigue? Es mucho peor.

—Ya podrás llorar en la casa, te lo prometo, estarás más cómoda.

—No prometas nada, no a mi... Ni siquiera te veo como eso que dices ser de mi.

—Entonces... —Me analiza.

—Entonces no actúes como preocupado, como que te importo si nunca antes me has visto, no me... —la escena del abrazo viene a mi mente, en lo que sacudo para alejarla y seguir hablándole—. No me abraces si no te lo pido, que de seguro no pasará nunca, porque no te conozco ni quiero conocer nada de alguien que prácticamente me miente.

—No te miento... Te protejo que es diferente, ¿sabes?

—Claro, claro, me proteges tú a mi.

—Debemos irnos, el alboroto que has armado ahí dentro trajo nuevos invitados que les hará mucha gracia tenerte en sus manos.

No respondí, ni hablar de mirarlo un segundo más... Solo camine con el hasta el jodido carro negro que nos guiaría de vuelta a la casa. A su casa.

En serio, este día o mi vida no puede estar de forma peor, es que parece sacado de revista problemas que de la nada aparecen. Y estar en este sitio aunque se vea como un hogar, no me pertenece, no conozco nada de ese hombre, Kevin.

Me recuesto a la cama dando suspiros, necesito respirar más que perfume en estos momentos, no se trata de sentirme asfixiada sino de que su comportamiento de repente se me hace acogedor, aunque mi mente lo engañe y sustituya por un gran «aléjate».

—Una biblioteca... —Miro la habitación en su totalidad, las cortinas. Muy buenas pero en ese sitio no van.

Pasó un rato en lo que con esas cortinas hice algo mucho mejor, gracias a mi intelecto he creado una obra de arte. La misma que usaré para bajar a cenar, supuestamente con mi primo. Porque lo he pensado, y si resulta que el sabe la verdad y, es la que él me ha dicho... ¿Quien quita que todo sea mentira, y que el verdadero criminal es él mismo?

Acomodo mi cabello mientras bajo las lujosas escaleras con una alfombra roja. Me sienta como ser la modelo de una portada de revista. No es malo. Mi vestido mitad rojo y mitad negro me hace lucir tan bella que ni me lo creo, el hacerlo fue tan relajante que me enorgullezco del talento en costura que siempre mis padres han negado. Mejor dicho, esa familia que no era de verdad.

Entre Amor y Costuras. Where stories live. Discover now