Una bastarda de Dorne. ¿Cuanto mal puede ella hacer?
La pequeña niña que llego al burdel de la mujer conocida como "la madame" apenas si entendía la vida cuando debía enfrentarla. Pero todo cambiará para ella cuando un hombre frustrado acepte sus se...
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{narrador omnisciente}
-Preparate bien cariño. Tienes una visita especial esta noche.
Le sonrio una chica a Elyana, quien estaba cerca de las habitaciones privadas.
-¿Quien? ¿Ese Lord Lannister de nuevo?
Pregunto la pelirroja, incorporandose mejor en su lugar.
Uno de los gemelos Lannister siempre la visitaba cada 5 lunas, algo que Elyana repudiaba con su vida. Lo único bueno de eso era que el Lannister siempre le obsequiaba algunas joyas caras, las cuales Elyana vendía para poder comprarle ropa y juguetes a Viserys.
-Lo descubrirás tu misma.
Le sonrio la chica para irse.
Elyana suspiro acercándose al tocador, donde tomo la pequeña aguja y empezó a separarse las pestañas para que se vieran mejor.
Se arreglo el cabello junto a su maquillaje, y se vio una última vez en el espejo de piso para verificar el verse bien.
En poco tiempo después, la pelirroja ya se encontraba en la habitación privada, viendo por la ventana mientras jugaba con sus dedos.
Escucho la puerta abrirse y alguien entrar a la habitación. Suspiro suavemente y preparo una sonrisa convincente antes de darse vuelta para ver a Jason.
-... ¿Que haces aquí?
Susurro en shock la mujer.
Al darse vuelta, no había visto a ningún hombre rubio con bigote. Solo a Daemon, quien la miraba... ¿Apenado?
-¿Qué haces aquí?
Pregunto ya en voz alta Elyana, acercándose a Daemon antes de empezar a golpearlo en el pecho.
-¡Qué haces aquí! ¡Qué haces aquí!
Gritaba repetidamente Elyana, aun golpeando a Daemon quien solo intentaba voltear el rostro antes las bofetadas de Elyana.
Entre tantos gritos, Elyana empezó a sollozar y a perder fuerzas. Sus piernas se debilitaron y se doblaron, obligándola a sujetarse de los antebrazos de Daemon para no caer al suelo.
El peliblanco levantaba a la mujer, abrazándola mientras esta parecía querer alejarse pero tampoco lo soltaba.
-Tranquila... Tranquila.
Susurraba el mayor, peinando el cabello de Elyana mientras esta lloraba en su pecho.
Después de lo que pareció una eternidad para ambos, Elyana dio un respingo para separarse de Daemon.
Allí fue donde el Targaryen pudo observarla mejor.
Su cuerpo había madurado, sus ojos más claros y su cabello más corto y rizado.
