Una bastarda de Dorne. ¿Cuanto mal puede ella hacer?
La pequeña niña que llego al burdel de la mujer conocida como "la madame" apenas si entendía la vida cuando debía enfrentarla. Pero todo cambiará para ella cuando un hombre frustrado acepte sus se...
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{narrador omnisciente}
Elyana sonreía, haciendo rebotar al pequeño castaño en su regazo.
—Es un bebe hermoso, Misandrei.
Le sonrió a su amiga, quien reposaba cansada en el sofá.
—Si... Si, eso creo.
Respondio con una sonrisa cansada Misandrei, abriendo los ojos
—¿Es el octavo ya?
—El décimo.
La pelirroja se quedo callada, viendo a la castaña y suspirando.
Dirigió su atención de nuevo al bebé en sus piernas, sonriendole cuando escucho el golpeteo de la puerta.
—Ah, debe ser Lirya.
Murmuró, levantandose y ajustando al bebé sobre su cadera y caminando hacia la puerta.
Al abrirla, no encontró a una niña pelirroja al nivel de su pecho. Si no, a un hombre pelirrojo parado frente a ella.
—...¿Ellio?..
Susurro en shock, viendo como una sonrisa aparecia en el rostro del hombre.
—Elyana... Mi hermosa.
Ellio estaba claramente ansioso y emocionado por ver a la pelirroja de nuevo. Sin embargo, su expresión cambio cuando fijo su atención en el bebé en brazos de la mujer.
—¿Es tuyo?
Titubeó antes de hablar, señalandolo ligeramente.
—No... No. Es de una amiga.
Aclaro Elyana, haciéndose a un lado dejando ver a Misandrei sentada en en el sofá, quien ahora los veía hablar con el ceño levemente fruncido.
—Ah... ¿Puedo?
Respondió, en un suspiro evidentemente aliviado, viendo al interior de la gran casa.
Elyana asintió, dejandolo pasar mientas ella se dirigía hacia la castaña quien al mismo tiempo se levantaba del sofá.
—Hasta luego Elyana.
Susurro Misandrei, tomando al bebe y despidiendose de la pelirroja con un beso en la mejilla y caminando hacia la entrada de la casa.
Elyana espero hasta escuchar el cierre de la puerta, viendo como el hombre pelirrojo merodeaba por la casa.
—¿Qué te trae por aquí de nuevo? Te fuiste hace años y...
—Estoy aquí por ti.
La interrumpio Ellio, acercandose a ella sonriendo.
—Hace tiempo, me dejaste aquí parada, con una mísera explicacion y un beso en los labios. ¿Ahora esperas que crea que estas aquí únicamente por mi?
