Capítulo 5: Moving

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En enero de 1985, Walburga Black murió.

Sirius recibió la notificación de su muerte del Ministerio, junto con una copia de su testamento. Después de todo, ella no lo había excluido. Se había actualizado después de la muerte de Regulus, y le decía a Sirius que su madre esperaba que ya hubiera hecho algo por sí mismo.

-Lo siento, Sirius-, dijo Severus, pero fue dicho en el tono de alguien que sabía que Sirius sentía muchas cosas por la muerte de su madre, y la pena no era una de ellas.

-Gracias-, respondió Sirius distante. -¿Puedes cuidar a Harry el sábado? Supongo que no debería llevarlo al banco-.

-Por supuesto-, dijo Severus. Extendió la mano hacia Sirius, colocando una mano sobre su muslo, y no dijo nada más.

Sirius agarró la mano de Severus, lo arrastró escaleras arriba hasta el dormitorio y lo apretó contra el colchón. Se arrastró encima de Severus, con algo que le dolía por salirse del pecho.

Severus casi nunca quería que Sirius se lo follara -(casi siempre era al revés)-, pero Severus comprendía su estado de ánimo en aquel momento. Severus agarró los brazos de Sirius con fuerza mientras Sirius se deslizaba dentro de Severus, algo más allá de la necesidad lo impulsaba. Severus se apretó contra la polla de Sirius, agarrando a Sirius muy fuerte, y Sirius se movió como si este acto sexual contuviera todas las respuestas.

Sirius perdió la noción del tiempo, perdió la noción de todo menos de la sensación de Severus alrededor de su polla, la sensación de Severus agarrándole los brazos con tanta fuerza que empezaron a entumecérsele. Finalmente, Severus levantó un poco las caderas y Sirius se corrió con fuerza en el nuevo ángulo, liberándose dentro de Severus y luego desplomándose sobre él con un pequeño sollozo.

-Te quiero-, dijo Severus en voz baja, mientras el ritmo cardíaco y la respiración de Sirius se calmaban poco a poco.

Sirius suspiró en el pecho de Severus. Nunca se lo habían dicho, aunque Sirius estaba seguro de que ambos lo sabían desde hacía mucho tiempo.

-Yo también te quiero, Severus-, murmuró Sirius contra la piel de Severus. -Tú eres... tú y Harry son la única familia que necesito-.

Severus no dijo nada, sólo acarició el pelo de Sirius y le dejó llorar en silencio a la madre que nunca le había querido como era debido.

☀️☀️☀️☀️☀️☀️

Cuando Sirius se presentó en Gringotts con una copia del testamento de su madre, comprobó consternado que los Black no eran ricos.

No como él siempre había pensado.

La enorme casa de Londres, la sirvienta, las reliquias acumuladas durante siglos, la abundante comida, lo último en moda mágica y entretenimiento... todo se reducía a esto.

Una cantidad muy, muy modesta de oro. Sirius echó cuentas: tal vez cinco años del sueldo de Severus.

Idiotas, se dio cuenta Sirius con desesperación. Generaciones de su familia habían sido imbéciles.

Generaciones de magos que no trabajaban ni tenían el equivalente muggle de invertir. Oh, Gringotts te pagaba intereses, pero... bueno, hoy en día Sirius entendía cosas como la bolsa muggle. Algunos muggles vivían sólo de las inversiones.

Esa noche, después de acostar a Harry, Sirius le dio la noticia a Severus. Todos los sueños y esperanzas de Sirius estaban puestos en aquella fortuna. Severus podría dejar su trabajo; podrían mudarse a una cabaña aislada en la playa; Sirius podría sobornar a quien fuera necesario para que aprobara los trámites de adopción de Harry.

NOT BRIGHT OR NOBLE, BUT ALMOST SUBLIMEWhere stories live. Discover now