Un Forzoso Encuentro Y Una Nueva Desición

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-Bienvenido-

..

-¿Si recuerdas como se usan los palillos?-
La pregunta de Suichi hizo que todos voltearon hacia él.

Sanji paró de comer al escuchar que se dirigían a él, tenía la boca llena tanto que las mejillas se le inflaban, había sopa y restos de ramen en gran parte de su rostro que habían llegado allí gracias a sus ansias por comer misma que había demostrado al ser el tercer plato de comida que había repetido todos siendo devorados usando sus manos y olvidando por completo los palillos o al menos el agua para digerirlo todo.
El niño se limpió la boca con el torzo de su mano sin embargo no se sentía avergonzado pues no había motivos para sentirse así ya que nadie lo juzgaba sino que seguían comiendo con absoluta tranquilidad de vez en cuando riendo por la expresión del chico al reaccionar repentinamente.

-Debe sentirse bien comer después de tanto tiempo-
Le dijo Soshin mientras le limpiaba la cara al niño con un pedazo de tela que servía como servilleta.

-En lo absoluto-
Afirmó Sanji sin dejar de masticar y hablar.
-Es lindo comer algo que no solo sea apio y tomates a medio madurar-

-Eso es bueno y la comida aquí es mejor que en muchos lugares-
Explicó Shinobu mientras sacaba un poco de ramen con sus palillos.

-Es cierto-
Afirmó Shiro.

-Bueno, eso se lo debemos a ellas dos, no cualquiera posee sus talentos-
Está vez fue Okamoto quien habló mirando a sus dos protegidas con profundo aprecio.

-No es para tanto-
Respondió Shinobu sonriendo por el halago.

-Considero que cocinamos de forma regular como el resto de familias-
Le siguió Soshin de forma muy modesta.

-Excepto la familia Hanazawa, Dios...-
Dijo Suichi como si hablara de una gran tragedia.

-Eres muy malo-
Le reprendió Soshin.

-Pero sincero, ¿O no recuerdas que sus hijos preferían comer en otras casas?-
Está vez sonrió mientras defendía su argumento por lo que Sanji conuvo la risa.

-Todos sabíamos cuando cocinaba la señora Hanazawa al sentir ese olor-
Shinobu relató aquello como si se tratara de una anécdota clásica por lo que todos rieron.

-Tal vez tengan razón, pero son un poco groseros-
Admitió Soshin.

-Esta vez concuerdo con ellos-
Esta vez fue Shiro quien lo admitió.

-No puede ser-
Negó ella mientras sonreía.
-Maestro, ¿Usted que dice?-
Vió a su maestro quien comía pacíficamente.

-Mi silencio es más conveniente-
Opinó el sin dejar de comer por lo que sus alumnos volvieron a reír.

-Tengo que agradecer muchas cosas además de esta comida-
Finalizó por decir Sanji.
-No ser adoptado por los Hanazawa por ejemplo-
Eso último lo dijo con una sonrisa.

Las risas fueron interrumpidas por un par de toques en la puerta, hubo un silencio cada vez que aquello pasaba pues no estaban acostumbrados a visitas o simplemente ya temían por inercia de que fueran descubiertos.
En el recibidor el siervo abrió la puerta encontrándose con la agria visita de la señora Takahashi que con su sola presencia consumió la tranquilidad de aquella casa.

-Buen día señora, ¿En qué puedo servirle?-
Saludó amablemente el anciano haciendo una reverencia que fue respondida.

-Estoy buscando al maestro, ¿Se puede?-
Preguntó ella después de hacer una corta reverencia.

-Ahora todos están almorzando pero...-

-Deja que entre Misato, de todos modos ya hemos terminado-
Okamoto apareció detrás de su siervo por lo que este se sobresaltó de manera disimulada y luego asintió, hizo una reverencia y se retiró.
-Es un gusto tenerla aquí nuevamente señora Takahashi-

El Clan De Los Mártires Where stories live. Discover now