¿Descendiente de Salazar Slytherin? ➀ ✔️

Capítulo 3

La voz aguda de aquella chica estaba taladrando mis tímpanos. Me provocaba un poco de dolor de cabeza. La mano de Theo se extendió frente a mí así que me impulsé para poder levantarme con cuidado.

—Astoria, ya hemos hablado de esto —murmuró Draco con indiferencia mientras apartaba a la chica—. ¿Sabes lo que significa espacio personal?

La chica miraba con ilusión a Draco y parecía que no estaba al tanto del maltrato que él le dedicaba.

—Ella es Astoria Greengrass —musitó con discreción Theo mientras le echaba una ojeada a la chica que casi hace que mi primer día en Hogwarts se convirtiese en una tragedia—. Es una niña muy caprichosa, consentida y pretenciosa, hija de una de las familias más importantes de la sociedad mágica. Los Greengrass —se pasó una mano por el cabello, desordenándoselo—. Naturalmente, es una chica muy insoportable. Vive un mundo paralelo donde Draco es su adorado príncipe azul que cabalga hacia al atardecer con ella en brazos. Es un tanto...acosadora.

Sentí la mirada gélida de Draco sobre mí, nuevamente. La chica dejó de mirarlo con ilusión, percatándose de la dirección de sus ojos. Por primera vez, desde que la conocía, pareció darse cuenta de mi presencia. Me escaneó con la mirada para, posteriormente, mirarme con repugnancia.

Una mueca se dibujó en su rostro, lo cual ocasionó que su nariz se viese más torcida.

— ¿Quién eres tú? —Me espetó con desagrado haciendo uso de una voz muy chillona. Me llevé una mano hacia mi oído izquierdo mientras soltaba un quejido de dolor.

A veces detestaba tener un sentido de audición tan bien desarrollado.

—Mi nombre es Artemisa, Artemisa Slytherin —le sonreí falsamente, torciendo mi cabeza hacia un lado—. Por cierto, me gustaría darte un consejito. La próxima vez que tus hormonas desbocadas tomen control de tu cuerpo, te aconsejo que respires profundo, puedes causar algunos daños con tus chillidos sin necesidad —le sonreí aún más abiertamente, percibiendo las risas ahogadas de Theo y de Blaise.

— ¿Cómo te atreves? —Preguntó con la voz cortada por la molestia—. ¿En serio crees que alguien se ha creído tu teátrico acerca de que tú eres descendiente de Salazar Slytherin? Lamento romper tu burbuja, querida, pero no eres más que una farsa. Una chiquilla en búsqueda de atención. No eres más que una sangre sucia con complejos de superioridad —me miró de arriba abajo, sonriendo con desprecio.

Me limité a parpadear, ya que no sabía de qué me estaba hablando. Aunque sabía que no era para nada algo amable.

— ¿Sangre sucia? ¿Sangre sucia? —Siseó Scorpius con molestia, saliendo de su escondite—. ¡Artemisa tiene la sangre más pura que todas las personas que se encuentran aquí! ¡Qué todos ustedes juntos! —Astoria se echó hacia atrás, temerosa—. Sangre sucia es un término que utilizan para discriminar a los hijos de muggles, refiriéndose a que no son lo bastante puros para estar entre magos y brujas —me aclaró Scorpius sin dejar de mirar a Astoria.

Mis mejillas se encendieron al percatarme de las intenciones de aquella chica.

— ¡Por Merlín! —Lloriqueaba Astoria de manera teatral. — ¡Está totalmente loca! ¿Acaso no lo ven? ¡Tiene una serpiente como mascota! Será mejor que nos alejemos de ella, ¿es que Dumbledore no vio que estaba chiflada? ¡Debe ser que está demasiado viejo!

— ¡Cállate de una buena vez! —Bramé con furia, mi voz se había elevado bruscamente—. ¿Quién crees que eres? ¿Eh, niña chillona? Para tu información, yo no necesito fingir ser alguien más para encajar en la sociedad. Y si estás tan familiarizada con eso, significa que la que finge aquí no es otra persona que no seas tú —no estaba hablando en ningún idioma que conociese. Estaba hablando como normalmente lo hacía cuando estaba con Scorpius.