⠀⠀⠀⠀๑๑๑ | EPILOGUE

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Jason no llegó a ver a Dick en sus últimos momentos de conciencia, por seguramente hacer sus cosas, pero que no valían nada comparado al de ojos azules.

Para cuándo llegó al hospital, ya lo habían inducido en coma farmacológico, y afuera de la sala, en la espera, estaban los siete mejores amigos del mundo.

—Chicos —Jason los llamó al llegar, cuatro de ellos alzaron sus ojos llenos de lágrimas para mirarlo, Wally fue el único que no lo hizo, apretando sus puños y su mandíbula—. ¿Y Dick? —preguntó, no había preocupación en su voz, sino que había sorpresa y había hablado muy tranquilo, su voz no estaba ni un poco quebrada.

Lo siguiente fue tan rápido que Donna no llegó a terminar un "¡Wally, no!" que Wally ya había estrellado su puño en la mejilla del pelinegro.

—¡¿Quién carajo te crees para venir a por él ahora?! ¡¿Después de dejarlo tanto tiempo?! ¡No tienes derecho ni a decir su nombre, Todd!

Kory tuvo que ir a sostenerlo, tomándolo por los brazos y trabandolos detrás de su espalda, mientras Wally seguía gritándole a Jason con todas sus fuerzas, reclamos en nombre de quién ya no podía hacerlos.

Porque sí, él había visto todos los vídeos de su mejor amigo, lo había visto quebrarse con los días, disminuir sus sonrisas y sus lágrimas y romperse una y otra vez, lo había visto intentar justificar una injusticia, un amor unilateral, lo había visto darlo todo por alguien que no sabía cuidar ni un anillo de compromiso, y mucho menos un corazón.

Jason sólo lo miró gritar, sin decir nada, sosteniendo su mejilla, donde había sido golpeado, y pensaba que era una suerte que no le hubiera al menos descolocado la mandíbula.

No lo dejaron pasar a verlo, los médicos habían dado aviso horas antes para que se despidieran, y evidentemente tenía tres llamadas perdidas del hospital y varios mensajes y más llamadas de parte de los chicos, el tiempo ya había pasado y él no lo había aprovechado.

Echó una vista hacia el interior de la habitación por la ventana de la puerta, un último vistazo, al chico de ojos azules que dormía profundamente esperando también a dejar este mundo.



Tanto el grupo como Jason se alejaron luego de eso, Todd nunca mostró interés en reencontrarse, en saber algo de sus vidas o de contar la suya.

Por eso, fue bastante sorpresa cuando tres años después de la muerte de Dick, cuando ya creía que estaba todo en el olvido, alguien tocó a su puerta, quien resultó ser el mismo Wally.

—Hola, Jason —dijo, el pelirrojo—. Ha pasado mucho, ¿No? —sonrió mínimamente.

—Sí, Wally... Sí pasó mucho —Jason le dedicó una sonrisa forzada.

—¿Vas a...? ¿Dejarme pasar? Quería pasar un rato contigo hoy, en especial.

—Oh, claro, claro, adelante —dijo, apartándose, Wally pasó y se acomodó en el sillón, Jason puso en marcha la cafetera y fue con él—. Y.... ¿Qué pasa hoy? —preguntó, sentándose junto a él.

La expresión de Wally cambió y lo miró con seriedad.

—Hoy es el aniversario de la muerte de Dick.

—Oh... Sí, yo siempre olvido la fecha.

—Jason, lamento haber reaccionado así cuando ocurrió —Jason negó, restándole importancia, había recibido varias golpizas en su vida como para que le importen—. Y yo, bueno quería ver los vídeos de Dick de nuevo, y sólo tú los tienes.

—¿Qué vídeos? —preguntó Jason, frunciendo el ceño.

Wally tuvo que pasar varios segundos buscando palabras, y luego comenzó a negar.

UNTIL THE LAST TIME  ── JAYDICKWhere stories live. Discover now