Perdóname, Phoebe.

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—Phoebe, tienes que hablarle, deja que tus hormonas, tu aroma mismo lo relaje o matara a Milo—Megan le gritaba, detrás dándose cuenta de que la ira era hacia lo primero que vio cerca de su pareja o eso asumió ella.

Oliver y Ashton estaban también allí con una cara de terror puro en sus rostros, nadie quería dar el paso en falso.

Bee apenas se movió un pequeño paso, tratando de expandir su olor pero por más que lo intentaba este se mezclaba con su miedo y eso hacía gruñir más al pelinegro delante de ella, estaba en pánico no podía hacer nada.

Inútil, estúpida inútil.

—Orión por favor— su voz no sonó como quería contrario a una relajada, no era nada seguridad era solo quejido, un quejido muy agudo, sagaz.

El miedo de ella volvía loco al animal, pero aún sentía la dualidad dentro de él, confundido sus sentidos le decían que tenia que actuar pero algo dentro de él le gritaba detente al olerla. Al oler ese miedo filtrado ¿Era por él? ¿Por el beta?

—Va ha matarla malditasea, son unos imbéciles haced algo— Tomo el hombro de Phoebe y tiro de ella cubriéndola con su cuerpo, frente a frente, abrazándola.

Y se maldijo, se maldijo por disfrutar un abrazo así en un momento como ese.

Maldito error.

Lo siguiente fue el jadeo de los espectadores.

La bestia se tiro con bruces contra el rubio, sus garras se enterraron en la espalda de este y tan rápido como sintió esa cálida carne entre sus manos, tan rápido las saco de él.

Un corte limpio, mortal, fugaz.

Milo callo de rodillas contra el suelo, con sus ojos bien abiertos y pequeñas lagrimas que se deslizaron por sus mejillas, su cabeza fue hasta su torso donde empezaba brotar la sangre, entonces aún sin soltar a esa Omega le sonrió.

—Perdóname Phoebe— y Así sus ojos se cerraron.

Las manos de Bee fueron hacia su cara y grito, grito tan fuerte que Astra quedo en su mismo sitio anonadado, Ashton, Oliver y Megan gritaron pero todavía aún así no se movieron, sabían que su destino podía ser igual si ellos hacían algo. La solución dependía de una sola persona.

—Bee por la mierda escúchame— Los ojos de la omega no de despegaban del rubio en el piso— Por favor Phoebe no lo mires, necesito que calmes a Orión. Llévalo al otro lado de la sala o Milo morirá desangrado prometo que no te hará daño—

Quería moverse, quería ayudar pero tenía tanto miedo.

¿Acaso ella podía? No, ella tenía que poder.

No voy ha dejar que muera por mi culpa.

Temblando miro a su bestia, recuerdos de él lavándole el cabello, besándola, mimándola. Se alimentaba de esos recuerdos cerrando los ojos para relajar el vinculo, Orión lo sintió, sintió todo ese amor desbordante que hizo que poco a poco fuera cediendo a su cordura pero aún así Astra soltaba pequeños quejidos, lastimeros no queriendo dejar el mando para mantener segura a su Omega.

Bee caminaba al otro lado temblando, un paso, luego otro sintiendo esos enormes pies seguirla, de soslayo vi la sombra del obscuro cabello de Ashton tomar a Milo, parecía intentar cargarlo pero este soltó un quejido lastimero y distrajo al animal. Quien volteo a verlos, el miedo inundo hasta los huesos a la Omega.

Haz algo.

—Orión amor, por favor. Te necesito— No estaba nada caliente en ese momento pero su voz tan suave hizo que el animal se centrara en ella, acortando el espacio entre ellos.

Un zorro para un loboWhere stories live. Discover now