«Hey Jimin... Hoy soñé contigo, escuché tu risa en mis sueños, fue bueno verte aunque sea en mi imaginación.»

«Te extraño...»

«Espero que estés comiendo y durmiendo bien.»

«¿Jimin?»

Suspiró pesado  y dió una patada al aire. Estaba a punto de ir a su casa y chequear si no se habían ido del país, o tal ves si Jimin no lo había bloqueado de todos lados. De forma masoquista, le consolaría más pensar que solo lo había bloqueado a que Park estuviera mal.

Prendió un cigarrillo guardando su teléfono y se apoyó a su motocicleta. Jimin había mencionado un nombre... ¿Cuál era? ¿Taeyang? ¿Taegyu?

Mierda...No podía recordarlo. No quería que la cabeza se le volara porque sabía que en cualquier momento mandaría a alguien a investigar toda la vida de Jimin y encontrar su paradero.

Park Jimin había pasado lo que quedaba de semana entre libros, dibujos y dulces. No quería pensar, no quería estar triste. Pero huyendo de permitirse sentir las emociones negativas que le asolaban al final se engañaba, porque cuando llegaba la noche solo se encontraba llorando a moco tendido. Se recogía como un ermitaño y cuando eso sucedía Taehyung solía ir a visitarle y entretenerlo. Eso había hecho su amigo cada día luego del colegio, el finde se quedó con él e hicieron pijamadas, hablaron de la vida e hicieron maratón de Harry Potter juntos.

Jimin decidía aislarse de las redes sociales muchas veces para procesar sus emociones y no afectar a otros con ellas. No quería tratar mal a Jungkook o dañarlo, tampoco preocuparlo por lo que incluso apagó su teléfono sin saber que eso solo lo preocuparía el doble.

Le había dicho que sabía lo que era la responsabilidad afectiva, pero no estaba teniendo ninguna. Y ahora eso le preocupaba mientras leía unos libros de arte que le habían dado como premio luego de participar en el festival de la clase y sacar un alto 10. Sacó el teléfono de su mochila y lo encendió.

Enseguida activó los datos móviles le llovieron todos los mensajes de Kook.
Se sintió mal, demasiado mal por haberse aislado de esa manera sin haber dado señales.

—¡Hey, Jeon! Estaba muy ansioso por verte.

Jungkook escuchó a sus espaldas. Dio una calada más profunda. Genial, así podría descargar toda su frustración.

¡Dios! No había parado de pensar en él.

Se volteó soltando humo por la boca y la nariz y dejó el casco sobre su motocicleta con una sonrisa ladina.

—Ya te extrañaba Yugyeom.

—Y yo a ti y a tu maldito padre de mierda. ¿Sigue con la putita de tu madre?

Jungkook se rió echando su cuello hacia atrás y caminó tranquilo hacia él llevándose de nuevo el cigarro a la boca.

Jungkook se rió echando su cuello hacia atrás y caminó tranquilo hacia él llevándose de nuevo el cigarro a la boca

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