• "Omega" • [KookV] [#2]

•• V E I N T E Y C U A T R O ••

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Las sirvientas del castillo principal se movían apresuradas, cargando vajillas de alta calidad con diseños variados. En esta ocasión, el juego de té era de porcelana fina, decorado con figuras de rosas alrededor. En la cocina, se trabajaba con desesperación: preparaban pasteles y sándwiches al gusto de la realeza, todo con premura pero con esmero, sin descuidar la decoración de los pastelillos.

En el jardín, las sirvientas arreglaban la mesa a toda prisa. La hora del té se había adelantado por disposición de Su Majestad Jimin. A pesar de la tensión que reinaba tanto en el castillo principal como en el anexo del Omega, esta reunión traía un soplo de esperanza para que las cosas volvieran a la normalidad.

—Arregla bien esas tazas, por favor. Sabes que deben estar perfectamente alineadas —indicó una sirvienta a otra, al notar que algunas tazas estaban mal colocadas por las prisas.

—¡Oh, sí! Esta reunión debe salir perfecta.

La sirvienta mayor asintió con entusiasmo.

—Prefiero que nuestros reyes compartan un momento agradable, como en otros tiempos —dijo mientras colocaba con cuidado unos macarrones en el soporte para postres y los sándwiches en el nivel inferior.

La joven sirvienta, que no pasaba de los quince años, preguntó con curiosidad:

—¿Nuestros reyes siempre se llevaron tan bien? A mí me parece que son destinados, por eso me sorprende verlos en conflicto.

—Niña, ¿qué dices? —rió la otra con algo de burla—. Anda, pásame esos panecillos.

La chica obedeció y le pasó los panecillos.

—¿Qué? A mí me parecen así...

—Cuando conocí a Su Majestad Jimin, las cosas eran muy distintas. De hecho, una vez, cuando aún servía en la cocina, el Rey Yoongi le lanzó un jugo de naranja en la cara.

La joven abrió los ojos sorprendida, dispuesta a replicar, cuando una voz arrogante interrumpió la conversación:

—Mi madre pregunta si ya está todo listo —espetó el primer príncipe, con los brazos cruzados al descubrir a las dos sirvientas cuchicheando—. ¿De qué diablos estaban hablando ustedes dos?

Las mujeres se tensaron al instante y agacharon la cabeza.

—Disculpe, fue una equivocación. La mesa de té está servida, pueden pasar.

JiYoon asintió con indiferencia y se dio media vuelta.

—¡Ey, tú!

La joven sirvienta se volteó de inmediato.

—Sí, Príncipe Heredero. ¿En qué le puedo ayudar?

—Ve a buscar a mis hermanos. Están en la biblioteca. Que se alisten y vengan ya.

—Como usted ordene.

JiYoon suspiró, llevándose los dedos a la sien, fastidiado por la tensión en el ambiente. Caminó con paso firme por el jardín, hasta encontrar a su madre sentada sobre una tela extendida en el césped.

—Madre, la mesa está lista —dijo, arrodillándose para besarle el dorso de la mano—. Ya mandé a buscar a mis hermanos.

Jimin se enderezó y le sonrió, hundiendo su nariz en los cabellos de su cachorro.

—Bien. Vamos a la mesa.

El omega Jimin se levantó con cuidado, rápidamente sus sirvientas; que estaban de pie desde hace rato pendiente de cualquier cosa que necesitara, se movieron para acomodarle la ropa y algunos accesorios que se habían movido de su lugar.