Lo Necesario Para Ser Un Mob

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Después de una larga espera, Cid Kanegou había cumplido 15 años y, por fin, lo inscribieron en la escuela de espadachines mágicos en la capital de Midgar. Esta, por mucho, es la mejor escuela de esgrima mágica en el continente, donde se resalta que existen prometedores espadachines no solo de este país, sino que también de muchos otros, que estudian en las instalaciones. Aunque también poseía un nivel decente en la investigación mágica, simplemente no destacaba tanto como sus vecinos. En este entorno tan prestigioso, Cid Kagenou, el perfecto mob autocumplido, comenzó la titánica tarea de establecer el escenario en donde el arquetipo de eminencia entre las sombras surtiera más impacto. Luego de una tarea de reconocimiento y recopilación de su nuevo entorno, intuyó el hilo de la nueva historia de su personaje.

Los días sucedieron con la monotonía de cualquier inicio de clases, nuevas amistades, personas conocidas y su nuevo hábitat.

Antes de lo pensado, habían pasado ya 2 meses desde Cid Kagenou comenzó a vivir en el dormitorio institucional, con una posición bastante normal tendiendo a la baja, como todo un extra. La rutina escolar para nada interesante camuflaba los sentidos de intriga e incertidumbre del joven. Sin embargo, la ciudad aguardaba más secretos y personajes pintorescos de los que esperaba escuchar. Su fuente más fidedigna, representada por un asocial devorador de libros, ni siquiera se esforzó en contradecirlo y le explicó una que otra naturaleza detrás de los rumores.

Primero, al parecer, la población nocturna se emocionaba por la presencia de fuerzas para-policiales que combatían los crímenes; sus hazañas eran contadas desde los bares más humildes hasta en las mismas clases introductorias de los profesores. Entre varios de ellos, se destaca un vigilante nocturno, de vestimenta carmesí, experto en resguardar las calles por las noches con una esgrima imbatible y magia indescriptible. Y, a diferencia de los que posteriormente aparecieron, nunca fue derrotado ni revelado su identidad.

Segundo, su compañero de aventuras, Hikigaya Hachiman, le dijo que estaba inscrito en el segundo año de la academia, solo que, en la división de investigadores mágicos, razón por la cual se encerraba en la biblioteca. Tal parece que su integración en la investigación mágica rindió sus frutos como esperaba. Sería una pena que no hubiese prosperado, aunque así quizás lo veía en la clase regular. No obstante, todavía podía encontrarlo en algunas clases sobre tácticas militares y la historia de la magia. Sus interacciones no distaban del pasado, cuando ingresó al instituto emblemático de Chiba. Aunque ahora no podía jactarse de pertenecer a un club y todavía ser un extra más en los recuentos de la vida de su reencarnación sintoísta favorita.

Tercero, pero más importante, recibió una carta breve en donde las chicas que conocía mencionaban su pronta visita. Sin especificar el día ni la hora ni la cantidad de personas. Obviamente, esta noticia reunió la mayor cantidad de nerviosismo y preocupación ya que Cid desconoce quién o quiénes exactamente vendrán. Cid rezó para que no fuese Delta; aunque sabía que los mismos dioses lo odiaban o ignoraba siempre que fueran sus pedidos.

Y, si bien Cid quería encarar a la misteriosa parodia de batman, tuvo que abstenerse de ello para concentrarse en sobrevivir. Después de todo, que la academia te dé alojamiento gratuito no significa que te darán comida. Y, luego de experimentar una deuda accidental por un desafortunado accidente rumbo a la escuela, el joven estudiante rural no poseía mucho dinero a su nombre. Incluso ayudaba en las labores de limpieza con tal de ganar algunas monedas de empleados perezosos.

Vale resaltar la engañosa vida capitalina pues la calidad de vida era más cara con respecto a su casa rural; por ende, la mesada recibida por sus padres no alcanzó ni para una semana (culpa completa de Cid por recibir su dinero de manera presencial y gastarlo en las primeras comidas que tuvo en frente luego de desanimarse por la pérdida anterior). Con la moral baja y una insistente hermana que decía que se vaya a vivir con ella (hecho imposible a menos que sea repudiado por los demás estudiantes, principalmente hombres, y llame la atención), visitaba a su último recurso, Hikigaya Hachiman, con la esperanza de que le invitara a cenar para discutir sus nuevos descubrimientos capitalinos o quizás le pasara algunos zenis, mientras, comentaba otros sucesos regulares.

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⏰ Última actualización: Jun 28 ⏰

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La vida como eminencia en las sombras esta mal, como esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora