¡Fuerza combinadas, Comienza la caída!

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Un hombre estaba caminando solo por un oscuro pasillo subterráneo; el aire a su alrededor estaba turbulento. El hombre, que parecía estar en sus 30, tenía un cuerpo robusto junto a una mirada punzante y exhausta. Su cabello de color gris, con unos cuantos cabellos negros, estaba peinado todo hacia atrás.

Él se detuvo al final del pasillo, en donde había una sola puerta con dos soldados resguardándola.

— ¿Aquí es donde está la hija de los Kagenou?

— Sí, aquí adentro, Olba-sama.

El soldado que respondió, le dio sus saludos a Olba y luego abrió la cerradura de la puerta.

— Tenga cuidado por favor. Está amarrada, pero es violenta.

— Ja, ¿a quién crees que se lo estás diciendo? Este anciano todavía puede dar batalla.

— ¡Uh! ¡L-Lo lamento mucho, señor!

— No hay problema, sigue en tu labor.

Olba abrió la puerta y entró a la habitación. Una leve brisa desapareció de su espalda luego de su primer paso en el lugar. Era una celda hecha de piedra; con poca iluminación y rodeada de telarañas. En la pared, yacía apresada una chica, atada con cadenas pegadas a la pared con un sello mágico. Era la única ahí presente.

— Claire Kagenou, ¿verdad? —dijo Olba y luego Claire levantó la mirada.

Era una chica hermosa, similar al encanto de sus hijas. Como la había secuestrado mientras dormía, estaba usando solo una bata de color negro. Se podían ver claramente sus pechos bien formados y sus magníficas piernas. Su cabello negro era sedoso, y llegaba hasta su espalda. Su mirada era fuerte y estaba dirigida a Olba con resentimiento. Él esperaba eso; un precio pequeño a pagar por un beneficio mucho mayor en unos pocos minutos.

— He visto tu rostro en la capital. Si no me equivoco eres el vizconde Olba, ¿estoy en lo correcto?

Claire Kagenou no se asustó de su presencia. Todo lo contrario, su mirada desafiante no dejó de observar a Olba.

— Oh, pues estaba en la guardia... o tal vez fue en el festival Bushin. Aunque visité muchas iglesias rurales en los últimos meses...

— ¿El festival Bushin? Solo recuerdo ver a la princesa Iris humillándote— dijo Claire, riéndose. Si se tratase de su actitud normal, nunca bromearía de esta manera, pero la presencia del desganado amigo de su hermano parece haberla contagiado.

— Ja, no te equivocas. Ese fue un caso especial. Por otro lado, no creo que pueda perder tan categóricamente en una batalla real.

— No creo que cambie así sea en una batalla real. Vizconde que fue humillado en un duelo del festival. — Las palabras venenosas de Claire buscaban molestar al vizconde.

— La hay, y una muy grande. Pequeña, ni siquiera sabes lo importante que es pararse en la final de un evento como ese. Peor aún, dudo que siquiera estés a la altura de Iris-sama muy pronto— Dijo Olba mirando con fuerza a Claire. Él sabía que perdería, aunque no sin darle un importante daño de por medio.

— Si de eso hablamos, estoy segura que podré hacerlo en un año más.

— Lastimosamente, eso está por verse. No quiero ser el que te dé las malas noticias, pero...

Las cadenas de Claire resonaron antes de que Olba reaccionara. Luego, los dientes de Claire estuvieron frente a frente con el cuello de Olba. Sus ojos brillaron por un instante, momento en el cual el tiempo se aceleró ante los ojos del anciano.

La vida como eminencia en las sombras esta mal, como esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora