El comienzo de su separación

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El rescate de Claire Kagenou sirvió como una manera de resaltar que, pese a su diferencias, Shadow Garden y Mount Divine tienen un objetivo en común: la exterminación del culto de Diabolos. Y si bien Shadow Garden se guio por la perspicacia de su líder y sus conocimientos casi omniscientes; Mount Divine se expandió más rápido que cualquier resfriado común en invierno; sus operaciones más ortodoxas y pragmáticas sorprendían con su increíble adaptación al entorno. Además, contaba con una organización más dependiente de su líder, aunque, por ello, menos centrada en el aspecto bélico.

En ambos bandos, más allá de alguna crítica, existía ese respeto tácito y la posibilidad de una alianza inmediata. No era para menos. Los miembros más importantes de cada organización, debajo de su líder respectivo, transmitían esa sensación de precaución y respeto hacia sus semejantes. Ellas, las más antiguas de ambas organizaciones, habían sido testigos de una batalla muy reñida entre ambas partes, algo que no podían superar ni siquiera en conjunto, por lo que se descartó una jerarquización desde el inicio. Además, ambas agrupaciones salvaban a múltiples personas de destinos crueles, no solo poseídas en el caso de Mount Divine. Cualquier activo posible se incluía en sus filas, si no terminaban en Shadow Garden por alguna circunstancia, Mount Divine siempre mantenía sus puertas abiertas a un nuevo compañero. Asimismo, ambas revolotearon la tecnología conocida más allá de lo esperado. Un camino mucho más dificultoso que el original se formó por sus repentinas intervenciones.

Cuando Claire Kagenou regresó a casa acompañada de una multitud de hombres armados y al mando de un vizconde, el Sr. Kagenou no supo cómo reaccionar. El recibimiento fue apresurado y breve pues el Vizconde Olba decía estar muy ocupado. Resaltó que tenía otros planes demasiado urgentes debido al tiempo usado en la caridad. Según él, mientras estaba rumbo a una iglesia cercana, vio a una joven secuestrada por bandidos y no dudó en salir a su rescate. El combate fue más feroz de lo esperado y causó bajas inesperadas. Claire Kagenou apoyó esa historia con renuencia, no sin antes despedirse del vizconde. La familia volvió a la normalidad ni bien partió el vizconde. El secuestro, en su totalidad, no excedía de las 24 horas, así que supuso tanto un alivio como un shock.

Un cansado Cid recibió a su hermana mayor con cierta incomodidad. Su extrañeza antes su presencia se tradujo en una confianza absoluta de que ella podría salir bien de cualquier situación, similar a "¿por qué se preocupante tanto? Nee-san tiene demasiada suerte para temer cualquier cosa". No había duda en su discurso y actuación. A su lado, un apático compañero de cabello negro y retazos blancos no paraba de bostezar.

Supuestamente, un equipo de búsqueda sería desplegado y liderado por su el Sr. Kagenou, razón por la que Hikigaya Hachiman estaba convocado a ayudar. Y, también por casualidad, el joven pusilánime iba de visita en esta ocasión antes de apoyar la repentina emergencia. ¿Cómo se conocían ambas familias?

Resulta que, luego del intenso enfrentamiento entre Cid y Hachiman, ellos charlaron sobre sus circunstancias actuales. Y, para su sorpresa, la hija de uno de los señores provinciales estaba en el grupo liderado por Hachiman. Luego de una exposición sobre política y los peligros del culto, Hachiman fue adoptado como hermano de la señorita y, más tarde, frecuentó la finca de Cid. Asimismo, la amistad entre Cid Kagenou y el joven Hachiman Hikigaya fue fomentada por su "buena compañía" y un "mejor entusiasmo". Tanto así que puso celosa a Claire Kagenou, aunque esa es otra historia para otro momento.

En el presente, ella, en agradecimiento del entusiasmo manifestado por los dos amigos, corrigió el desgano del recién llegado Hachiman rápidamente de un golpe al estómago ni bien él soltó un bostezo. Claire Kagenou reunió a ambos para explicarles cómo recibir a una dama luego de un suceso traumático y repentino.

Luego de una semana de revisión y supervisión médica, Claire Kagenou partió hacia la capital. Sus heridas no pasaron de ser superficiales y, junto a una constante alimentación, se superó cualquier preocupación inmediata. Justamente, esa semana fue muy caótica para ambos jóvenes, a pesar de que Hachiman solo había venido de urgencia por unos días.

La vida como eminencia en las sombras esta mal, como esperabaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora