Love In Slow Motion

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El sonido de mi despertador consiguió despertarme. Con el sueño venciéndome traté de estirarme todo lo que pude hasta la mesita de noche. Ugh... no lo podía creer, por más que tanteaba no conseguía dar con él. En mis largos intentos caí de la cama gruñendo en el acto.

- Ya qué... - dije poniéndome de pie sacudiendo la cabeza como si fuera un perro. Inmediatamente sentí cosquillas en mis dedos por los lametones que Hank dejaba sobre ellos. - ¡Buenos días Hankie! - dije con emoción acariciando su cabeza.

Busqué mi teléfono en la mesita pero no lo encontré. - No otra vez... - refunfuñé de manera divertida mientras mis ojos recorrían la habitación encontrándome con el teléfono sujeto por una cuerda desde la viga de madera que recorría el techo. - ¿Por qué siempre me hace esto? - dije mirando a Hank que parecía divertido rascándose la oreja. 

Me subí a la cama y salté todo lo alto que pude para alcanzar el teléfono hasta que conseguí atraparlo. Inmediatamente después deslicé el dedo por la pantalla para apagar la alarma - Mucho mejor ¿verdad? - dije mirando al perro que me observaba relamiéndose. - Ya sé, ya sé, tienes hambre.

La mención de la palabra hambre hizo que mis tripas rugieran a la vez. Solté una carcajada sacudiendo la cabeza. ¿Alguna vez dejaría de asombrarme el monstruo de mi barriga?. 

Me calcé las zapatillas de casa y caminé observando las notificaciones de mi teléfono mientras iba hasta el baño para darme una ducha. Abrí el grifo y tomé mi cepillo de dientes y la pasta para cepillarme. 

- Pedidos del restaurante, facturas, noticias varias sobre el mundo, un podcast sobre rutinas de sueño... - tomé agua para enjuagarme - y... OH RAYOS - escupí todo de golpe. - Rayos, rayos y más rayos. - corrí deprisa hacia el armario abriéndolo de par en par - ¿Cómo rayos se me ha olvidado Hank? ¡Va a matarme! - dije tomando un par de vaqueros, una camisa y una chaqueta de cuadros. - Vamos, venga - salí de allí observando al perro ladrarme. - No hay tiempo para comer Hankie, te haré algo en el restaurante. Ahora, ¡vamos! - tomé su correa y la até a su cuello mientras tomaba mi gorra y mis llaves.

Bajé por las escaleras saltándolas de dos en dos mientras Hank tiraba de mí más rápido. O tenía más hambre que miedo a morir siendo asesinado por ella. Si me ponía a pensar, no sabía cómo iba a hacer para suplicar clemencia. Cuando quería era una mandona de cuidado.

Cuando por fin llegamos al auto, abrí la puerta para que Hank subiera y corrí deprisa hasta el otro lado para sentarme en asiento del conductor. Enganché el cinturón y encendí la radio mientras conducía. 

- ¿Quieres ganar unas entradas para el concierto de la artista del momento? - dijo el tipo de la radio. - Llama ahora mismo y danos la respuesta a esta pregunta. - reí al escuchar su voz - ¿Cuál es el alimento que más odio? - preguntó con su voz femenina y aterciopelada. 

- Esa es fácil - reí - ¡AGUACATE! - Hank ladró entusiasmado como si él también supiera la respuesta. 

- Os damos tiempo para pensar mientras suena su más reciente éxito - dijo el conductor del programa y acto seguido se reprodujo la canción y su voz resonó en los altavoces de mi coche.

Subí el volumen mientras cantaba al compás.

Typa girl that'll make you wanna dream 
Typa girl that came straight off of the screen 
Typa girl you wanna ice up, make me freeze 
Typa girl you wanna wife up, sign the pre

Canté a viva voz subiendo más el volumen mientras recorría la ciudad. 

No pude evitar observar la luz de la mañana bañando la ciudad. París se veían tan hermoso bajo ese manto de nieve blanca y aquellos copos cayendo sin cesar. Adoraba ver nevar. Era como el recordatorio de que la magia existía. 

Reminding you the taste of HeavenTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang