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Elegir un outfit para visitar la corporación Jeon estaba resultando una tarea más difícil de lo que Taehyung había anticipado. Su corazón latía con nerviosismo, y las manos le temblaban apenas al deslizar los ganchos del armario. Iba a ver a la persona que durante años había habitado sus desvelos... al hombre que aún se le aparecía en los silencios, incluso cuando el mundo seguía girando sin él.

Frente al espejo, Taehyung finalmente optó por un conjunto de dos piezas en tono oscuro gris carbón que caía con precisión sobre su figura. El saco, de hombros marcados y caída impecable, le daba una postura erguida, casi imponente. Debajo, un suéter de cuello alto ajustado en la misma gama de colores envolvía su torso, abrazando su silueta con sobriedad y refinamiento.

La elección del cuello alto no era casual; acentuaba la línea de su mandíbula, el corte elegante de su rostro. Su cabello, ligeramente ondulado, caía con suavidad sobre su frente.

Roció su perfume favorito, el que solía usar en los días importantes. Y aunque el maquillaje fue mínimo, el corrector logró disimular sus ojeras sin ocultar del todo las noches en vela. Aun así, el resultado era impecable. Taehyung lucía simplemente... precioso.

Con el corazón contenido en un suspiro, salió rumbo a la empresa.

Al llegar, no pudo evitar quedarse impresionado por la magnitud del edificio. Era colosal y elegante, una mezcla perfecta de arquitectura moderna y sobria autoridad. El interior no se quedaba atrás: cada rincón brillaba de pulcritud.

Mientras cruzaba el vestíbulo, varias miradas se volcaron hacia él. Murmullos apenas contenidos lo siguieron a su paso. Escuchó comentarios, algunos halagadores, otros simplemente rendidos a su belleza. Sonrió apenas, complacido. Sabía perfectamente el efecto que causaba cuando lo veían llegar.

Fue entonces cuando la figura de Haru se acercó a él con pasos rápidos, sus tacones resonando el lugar.

-¡Buenos días, joven Kim! -saludó con una reverencia y una sonrisa amplia.

-Buenos días -respondió Taehyung, su semblante reflejando una seriedad pulida.

-Es un placer tenerlo aquí. Bienvenido sea. Por favor, acompáñeme por aquí -indicó con un ademán amable hacia uno de los pasillos.

Taehyung la siguió, aunque apenas prestaba atención a sus palabras. Su mente vagaba en otros pensamientos, específicamente en la mujer que ahora caminaba a su lado. ¿Cuál era su verdadera relación con Jungkook? ¿Esa cercanía que tanto le incomodaba era solo profesional o escondía algo más? Carajo, la mente de Taehyung maquinaba preguntas muy fuera de lugar.

El pasillo era largo y estaba iluminado por luces LED que resaltaban el diseño del lugar.

-Disculpa mi ignorancia, ¿de qué te encargas exactamente? -preguntó de pronto, sin disimular del todo su curiosidad.

-No hay problema, joven Kim. Puede preguntar lo que desee. Soy la asistente ejecutiva del director Jeon. De hecho, es la primera vez que él me asigna la responsabilidad directa de atender a alguien personalmente. Estoy muy emocionada por ello, sinceramente -respondió con una sonrisa entusiasta, rayando en lo eufórica.

Aquella respuesta lo hizo fruncir el ceño, confundido.

-¿Y el director? ¿Dónde está?

-Pidió unos días libres, aunque aún se encuentra en su oficina. Es un adicto al trabajo -rió con suavidad-. De hecho, todos nos sorprendimos con su decisión, pero dejó en claro que seguiría presente para supervisar que todo estuviese perfecto. Mejor dicho, no serían días libres en su totalidad-

Esperaron frente a un ascensor de cristal. Taehyung miró al frente, tratando de mantener la compostura. Sin embargo, un repentino movimiento en su periferia le hizo girar la cabeza.

the truth; kooktaeWhere stories live. Discover now