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A la mañana siguiente, un pitido constante rompía la quietud de la habitación que vibraba sin descanso sobre la mesita de noche, colándose entre las sábanas y el silencio tibio que quedaba tras la noche compartida.

Taehyung entreabrió los ojos, aún adormilado, y estiró una mano hacia su celular, pero no logró alcanzarlo. Unos brazos firmes lo rodeaban por la cintura, impidiéndole moverse. Jungkook lo abrazaba con fuerza.

Con suavidad, Taehyung dio un par de toques en su brazo.

-Kook... -susurró, con la voz aún rasposa por el sueño-. Me están llamando, tengo que contestar, dame unos minutos y vuelvo.

Jungkook gruñó algo ininteligible, pero finalmente aflojó el abrazo. Antes de levantarse, Taehyung dejó un par de besos en su mejilla, y Jungkook, sin abrir los ojos, esbozó una sonrisa y volvió a caer dormido.

Ya libre, Taehyung se incorporó con cuidado, tomó el celular y miró la pantalla. Era un número desconocido, pero la insistencia lo empujó a contestar de todas formas.

-¿Hola? -dijo con voz suave, saliendo de la habitación en puntillas para no despertarlo de nuevo.

Tras colgar la llamada, Taehyung miró la hora en la pantalla de su celular: la una de la tarde. Chasqueó la lengua suavemente, sorprendido de cuánto tiempo había pasado. Caminó en silencio hasta el baño, abrió el botiquín y sacó una pequeña caja que conocía bien. La pastilla del día siguiente seguía allí, justo donde la dejaba siempre.

La deslizó fuera del blíster, se sirvió un vaso de agua y, con un solo trago, la dejó ir. Lo hacía porque sabía lo que implicaba su cuerpo, y conocía perfectamente sus tiempos.

No era por miedo, ni por falta de amor. Solo era la enorme responsabilidad que ameritaba el hecho de engendrar un bebé. Podía quedar embarazado, sí, pero no era el momento. Criar un bebé exigía más de lo que estaba dispuesto a ofrecer ahora: estabilidad económica, recursos, la edad suficiente y todavía tenía muchos sueños propios por alcanzar.

Guardó la caja, enjuagó el vaso y salió del baño con pasos rápidos. Al entrar de nuevo a la habitación, se vistió con movimientos ágiles, buscando no hacer ruido, tratando de proteger la burbuja de calma que aún envolvía el cuarto.

Antes de cruzar la puerta, se detuvo un instante.

Jungkook seguía dormido, envuelto en la sábana blanca que apenas dejaba ver su torso desnudo. Su rostro reposaba en la almohada con una expresión serena. Taehyung lo miró en silencio, con ternura y un nudo de incertidumbre. Era hermoso, incluso dormido.

Se mordió el labio inferior.

Tenía demasiada prisa, pero primero venían sus sueños, porque la propuesta que había recibido minutos antes -la misma que giraba una y otra vez en su cabeza- podía cambiarlo todo.

Incluso... terminar con lo que tenían. ¿O quizás no?

 ¿O quizás no?

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the truth; kooktaeWhere stories live. Discover now