Después de que el gobernador atacara la prisión, Khai hará todo lo posible para encontrar a su hermanita y a su grupo, con la ayuda de su mejor amigo Glenn, una "enemiga" que se había vuelto amiga y tres nuevos sujetos, entre ellos una latina que ro...
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—¿Ya merito? —preguntó Olivia como por décima vez
Gruñí y lancé mi cabeza hacia atrás, golpeándome con el respaldo del asiento. Desde que salimos de la iglesia, Olivia no hacia otra cosa más que preguntar si ya casi llegábamos a Washington
—No, Olivia —dijimos Maggie y yo al mismo tiempo y Olivia hizo un ruidito de protesta
—¿Cuanto más faltaaaaa? —gruñó pataleando como niña de cinco años
—Lo que falte, escuincla — dijo el pelirrojo desde el asiento del piloto
—Estoy aburrida —miró a Glenn y éste la miró con una sonrisa burlona
—¿Y que quieres que haga? —le preguntó — ¿que me vista de payaso y te desaburra? —antes de que Olivia le respondiera, Glenn se adelantó — era broma
Olivia resopló y se acostó en el asiento, el autobús se quedó en silencio durante unos segundos
—¿Ya merito? —Todos en el autobús gruñimos, me giré en mi lugar y la miré — ¡era broma, era broma! —gritó cuando vió mi mirada
—Juro Olivia por nuestros padres muertos, que si vuelves a decir ya merito, le diré al pelirrojo que te baje y tu caminarás sola hasta Washington —la apunté con mi dedo índice — ¿escuchaste? —Olivia asintió asustada
—Mejor te hubieras quedado en la iglesia a confesarle tus pecados al padrecito —murmuró. Ahora si ya chingaste, chihuahua en celo
—Acabas de cometer un gran error —dijo Glenn
Olivia me miró asustada — era broma, era broma, ya sabes como me pongo cuando estoy aburrida, digo puras babosadas— se encogió en el asiento
Resoplé y me senté bien en mi asiento, el autobús de nuevo se quedó en silencio. Miré hacia adelante y rodeé mis ojos, Rosita miraba a Abraham embobada mientras le acariciaba el cabello
—Deja de mirar a Abraham así —me susurró Tara, rápidamente quité mi mirada de Abraham y la miré
—¿Así como? —le susurré de vuelta
—Como si quisieras matarlo —rió y yo golpeé su brazo
—Ni siquiera lo estaba mirando, estaba mirando hacia la carretera
—Si como no —se metió Olivia en la conversación— si las miradas matarán— señaló a Abraham — el pobre cabeza de fósforo, ya estuviera enterrado tres metros bajo tierra —Tara rió y chocó sus cinco con Olivia
Rodeé mis ojos —váyanse al carajo —les paré el dedo y ambas carcajearon
—Ya lo tienes bastante largo —le dijo la latina al pelirrojo mientras seguía acariciando el cabello de este
—Me preparo para jubilarme —le dijo —empecé a relajar el cuidado personal, estoy evaluando dedicarme a la plomería o a cuidar ovejas
—Aún no cuidas ovejas, Abraham, concéntrate en la misión —le dijo y Abraham sonrió
