Capítulo 17

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El remordimiento es como un perro mordiendo una piedra: una estupidez

Friedrich Nietzsche

Cuando escucho decir al señor Samuel, nueve once, mi mente se dispara por completo, vienen a mi cabeza imágenes de un accidente...

Luce, cambia por completo, la chica alegre y positiva desaparece por completo, maldice muchas veces mientras corre hasta el vehículo, la sigo de inmediato asiente cuando subo con ella.

Su cajita de fósforos como ella le llama a su auto, va a una velocidad que jamás pensé que iría un auto, maldice en cada semáforo y no llegamos en cinco minutos, llegamos en diez, a pesar del tráfico.

Según lo que escucho, el señor Samuel no tiene ningún accidente, sino, un ataque de pánico.

¿Cómo es eso posible? Samuel, el demonio engendrado por Satanás, ¿tiene un ataque de pánico?

Samuel Murphy, es un hombre sin filtros, ni tabúes, está lleno de una sinceridad escalofriante.

Tiene el don de dar justo en el clavo cuando le toca dar consejos, se toma muy enserio su trabajo y es enemigo de la pereza.

Le gusta estar ocupado todo el tiempo, pero ¿Qué hay detrás de esa seriedad?

¿Será que hay algo más tras esa actitud de poca importancia hacia las personas o las cosas? ¿Por qué están duro dando consejos?

Y lo más importante aún ¿Por qué pareciera que el mundo a su alrededor le importase una mierda?

Llegamos hasta la casa y quedo perpleja, ¿tanto dinero gana?

—Samuel, ¿la clave sigue siendo la misma? —un tenue si, escuchamos y ella pone el código, de inmediato la puerta se abre y entra directo a la cocina, al parecer conoce el lugar, sacudo mi cabeza al pensar sobre qué clase de relación tienen.

Impactada, me quedo viendo como ella toma sus manos, está sentado en el piso, veo alrededor y al parecer estaba cocinado, inspecciono que la estufa no está encendida, no había empezado.

—Eso es, recuerda inhala, deja que tus pulmones se llenen, ¿sientes la sensación? —el hace lo que le dice y asiente, evidentemente esta débil, peor es un alivio que hayamos llegado a tiempo—estarás bien, ayúdame—me indica, y con todas nuestras fuerzas, lo levantamos para llevarlo a la sala, es un hombre de casi dos metros, pesa más ahora que todo su peso esta sobre nuestros hombros, tambaleamos un poco, pero al final lo logramos sentar sobre el sillón.

Por órdenes de Luce, le llevo un poco de agua que logra tomar de apoco con ayuda de ella, su cuerpo tiembla y con sinceridad, me impresiona demasiado.

—¿Quieres que llame a un médico? —de inmediato niega, toma su mano y revisa su pulso—tráeme un paño con agua fría por favor—asiento, voy rápido y le traigo lo que pide, estoy nerviosa, asustada, se ve tan vulnerable, tan humano—vas a estar bien—le dice cuando se sienta a su lado—sigue respirando, así—le indica como, le sigue con una leve sonrisa—sí, sí, ironías de la vida Murphy.

Después de media hora, él se recompone, le ayudamos a sentarse y al fin, se da cuenta de mi presencia.

Suspira con cansancio—no estaba en mis planes que Benson, me viera de esta forma.

—Lo sé, y lo siento, pero sabes bien que fue de ayuda.

—Yo no diré nada, lo juro, promesa de dedo meñique—le muestro el dedo y al fin, sonríe un poco más calmado, pero aún tiene temblores.

—Llama a Antonela, debía pasar por mi bebé, dile lo que pasó

—¿Todo?

—Todo...—dicta—ya no tengo más excusas, mi celular está en la cocina.

—Bien—dice ella perdiéndose en la cocina.

—Siéntate Benson—ordena y hago lo que dice como un soldado sumiso—tu cara me dice muchas cosas en este momento.

—Lo siento, no puedo evitar mi asombro, no es normal en usted, pensé que era un hombre que...

—No tiene sentimientos, ni emociones, siento decepcionarte.

—Listo—indica Luce—viene hacia acá—él, saca un suspiro cansado—lo lamento, pero creo que es hora de enfrentarte a ella.

—Me dará otro ataque con sus reclamos.

—No lo creo, no hablas con ella desde hace mucho tiempo, solo la miras cuando vas por la niña y ya, no dialogas con ella.

—¿Para qué? Ya me dejó claro que no quiere nada conmigo.

—¿Y por eso te diste por vencido? el Samuel, que conozco no es tan cobarde.

—Te presento al nuevo—indica con manos temblorosas, se ha calmado, mas, su cuerpo no quiere hacerle caso.

Después de una media hora, Antonela, llega, se sorprende al verme, pero me saluda como siempre lo hacía, un beso y un abrazo fuerte, ella es una mujer muy especial.

Mira hacia el sillón donde su esposo esta tomado de la mano con Luce, me pongo nerviosa, ninguno de los dos se inmuta, ella se acerca a Luce y le da un beso en la frente, esta le sonríe con cariño y le da el lugar en el que estaba al lado del señor Samuel.

—Vamos—me indica Luce, mientras me arrastra hasta la cocina—deben hablar y Samuel, por favor, esta vez, escucha—este ruega los ojos, asqueado, mientras Antonela sonríe.

No escucho con claridad lo que ella le dice, Luce me sirve un vaso con agua y se sienta conmigo en el desayunador.

—¿Estará bien?

—No creo que esa sea la pregunta que quieres formular—coloca su brazo sosteniendo su mentón—te conozco Sammy, a pesar de que llevamos poco tiempo relacionándonos.

—¿Cómo es que llegó a esto?

—Cuánto tiempo, dirás—irgue su espalda sobre el respaldar de la silla, el suspiro que saca a continuación, es como si se preparara para contar algo que no me va a agradar del todo, asiento confirmando.

—Es que él es alguien...

—Duro, como si no tuviese sentimientos o emociones, como si ese interruptor estuviese apagado—asiento de nuevo para confirmar—es que esta apagado Sammy—esa sonrisa llena de dolor que tiene en el rostro, transmite, mucho pesar—o al menos lo estaba, pero no podemos solo bajarlo en modo off, tiene consecuentes graves si solo dejamos las cosas pasar, y creo que eres un ejemplo de ello, porque simplemente, acumulas y acumulas, hasta que un día, llega la ultima gota, que derrama el vaso.

—Como me pasó a mí, acumule tantos sentimientos que—miro mis manos temblorosas—llegué a un punto de no retorno ¿podría decirse?

—Creo que tu caso tiene un retorno, por que esas poniendo de tu parte para hacerlo, pero él—señala la puerta que va hacia la sala—no solo dejó que se derramara el agua, dejo que siguiera goteando y goteando hasta que se quedó en el fondo, tu, y muchas personas tocan fondo y se impulsan, Samuel, no lo hizo, creó una capsula para que nada más entrara, está consciente de ello, pero no había hecho nada al respecto hasta que supo de tu condición.

—Por eso se empeñó tanto en ayudarme, por que sabia lo que estaba pasando, porque no quería que terminara como él—susurro con dolor, sintiendo que el pecho se me oprime de una manera asfixiante.

—Odia la lastima, así que no dice nada, pero creo que Antonela le ayudará, solo esperamos que lo permita por que es mas terco que una mula.

—Veo que son cercanos

—No somos amantes, eso leí en tu mirada cuando me viste junto a él, solo tenemos algo que nos une, mi hermano y Samuel, eran amigos... hasta, que se suicidó.

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⏰ पिछला अद्यतन: Feb 15 ⏰

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