『 𝐍𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐀 𝐆𝐎𝐃 』 ❝ 𝘈𝘭𝘸𝘢𝘺𝘴 𝘢𝘯 𝘢𝘯𝘨𝘦𝘭, 𝘯𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘢 𝘨𝘰𝘥 ❞
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𝗜𝘀𝗮𝗱𝗼𝗿𝗮 𝗪𝗮𝗹𝗸𝗲𝗿 a soñado toda su vida con unos ojos aguamarina igual de hermosos que el mar, los cuales nunca ha conocido...
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❝ Tenemos una reunión padre e hija (No sale bien) ❞
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Isadora no supo bien que fue lo que pasó después de hundirse en el agua y desesperarse por no saber nadar, pero de pronto una corriente de agua la había expulsado fuera de las profundidades hasta caer en un muelle de madera al lado del río.
Ni siquiera sabía como habían logrado llegar al río en primer lugar, pero ahora se encontraba empapada en la orilla del muelle, tosiendo por casi morir ahogada y mirando a todos lados desorientada. No había rastro de Percy.
Como pudo, se puso de pie, aún mirando desesperadamente a su alrededor en busca de una cabellera rubia y despeinada. Pero estaba sola. No había nadie más en el muelle.
El miedo comenzó a invadirla al pensar en lo que pudo haberle pasado a Percy y miró las aguas donde habían caído.
¿Y si el seguía allá abajo? ¿Y si se había ahogado? ¿Era posible que se ahogara siendo hijo del dios del mar? No tenía ganas de averiguarlo.
Presa del miedo y la impulsividad, estuvo a punto de volver a saltar al río para buscarlo, lo cuál habría sido suicida y estúpido porque ni siquiera sabía nadar, pero ella no se había detenido a pensar en eso. Por suerte, antes de que ella pudiera lanzarse al agua, Percy emergió inesperadamente del río.
La pelirroja estaba lo suficientemente sorprendida de verlo como para quedarse inmóvil en su lugar mientras el nadaba hasta el muelle y se subía a él.
Una vez arriba, Percy se quedó quieto en su lugar, empapado, esperando una reacción por parte de Isadora. Después de todo, el había arriesgado nuevamente su vida por ella, la pelirroja debía estar a punto de golpearlo en ese momento.
— Yo... — comenzó a decir Percy para tratar de aliviar el posible enojo de la pelirroja.
Pero contrario a lo que el creía y llevándose una gran sorpresa, Isadora se acercó a él dando rápidas zancadas y lo atrajo hacia ella en un cálido abrazo.
A Isadora jamás le habian gustado mucho los abrazos, pero se había sentido tan asustada con la posibilidad de perderlo que lo único que quería en ese momento era abrazarlo para siempre, asegurarse de que estaba ahí, a salvo, con ella.
Percy tardó unos segundos en reaccionar, sin duda esa era la última reacción que esperaba de la hija de Ares, pero no se quejó en absoluto y le correspondió el abrazo con la misma desesperación, saboreando el hecho de que ella estuviera a salvo, y con el.
Ambos niños habían estado tan aterrados de perderse que podrían haberse quedado de esa forma por el resto del día. Pero la realidad no tardó en aclarar la mente de Isa, quien frunció el ceño al recordar lo estúpido que el rubio había sido al encerrarse con ella en una pelea contra Equidna y la Quimera.
