『 𝐍𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐀 𝐆𝐎𝐃 』 ❝ 𝘈𝘭𝘸𝘢𝘺𝘴 𝘢𝘯 𝘢𝘯𝘨𝘦𝘭, 𝘯𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘢 𝘨𝘰𝘥 ❞
━━━━━━ ◦ ➷ ◦ ━━━━━━
𝗜𝘀𝗮𝗱𝗼𝗿𝗮 𝗪𝗮𝗹𝗸𝗲𝗿 a soñado toda su vida con unos ojos aguamarina igual de hermosos que el mar, los cuales nunca ha conocido...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝ Pececito y Cabeza de zanahoria van juntos a una misión suicida❞
━━━━━━ ◦ ➷ ◦ ━━━━━━
El maniquí hecho de heno frente a Isadora ya estaba totalmente destruido gracias a los golpes con la espada que Isa le había dado, pero aún así la pelirroja seguía golpeándolo una y otra vez.
Estaba furiosa, molesta, triste, asustada. Todo al mismo tiempo. Y todas esas emociones de mezclaban en su cabeza y se reducían a una sola: ira.
El día anterior, a penas terminó de arrodillarse frente a Percy al descubrir que era hijo de Poseidón, había salido corriendo disparada hacia su cabaña y no había vuelto a salir de ahí hasta esa mañana, en donde se dirigió específicamente a la arena de entrenamiento y comenzó a golpear todo lo que se cruzara en el camino.
Afortunadamente solo había maniquíes de heno y no alguna persona de verdad.
No se había cruzado con nadie además de sus hermanos, lo cual era lo mejor para ella en ese momento.
Se sentía como una tonta. Debió haber sabido que Percy solo podía ser hijo de Poseídon. El rubio había dado tantas señales y ella ni siquiera lo consideró. Tal vez en verdad no lo había pensado. O tal vez en el fondo lo sabía y no quería aceptarlo. Fuera cual fuera, ya no importaba.
Percy era hijo de Poseidón, uno de los tres dioses más grandes. Era un niño prohibido, y los prohibidos nunca tenían un buen final. Eso ya lo había aprendido con Thalia.
Y se sentía aún más tonta porque incluso se le había pasado por la cabeza la probabilidad de ser su amiga y no solo su niñera. Pero ahora ya sabía que eso jamás podría ser. Percy era un hijo prohibido, y ella jamás volvería a encariñarse con uno de ellos.
Jamás.
Pero a pesar de conocerlo hace tan solo unos días, de alguna forma Percy habia logrado hacerla sentir como hace mucho no se sentía. Feliz. Y ahora todo eso se iría a la basura.
Y para colmo, no podía evitar sentir incluso un poco de envidia. Percy había estado unos días en el campamento y su padre, a pesar de ser uno de los tres grandes, lo había reclamado. Mientras tanto habían muchos chicos apretujados en la cabaña de Hermes esperando por años alguna señal de su padre o madre que tal vez nunca llegaría. Era un sentimiento horrible. Uno que ella conocía demasiado bien.
Recordaba perfectamente como ella fue uno de los tantos chicos sin reclamar en la cabaña 11 durante dos años enteros. Ella hizo de todo para obtener la atención de su padre. Era tan solo una niña pero dio todo de sí para ser la mejor en todo, para lograr destacar y demostrarle a su padre que si merecía ser reclamada.
Se convirtió en la mejor luchadora, en la mejor arquera, aprendió a fabricar armas, hizo absolutamente todo lo que podía en ese campamento. Casi se pierde a sí misma por intentarlo. Y aún así tuvo que esperar dos años para que su padre al fin la notara. Pero para ese entonces, ya había sido demasiado tarde y había dejado de tratar de complacerlo. O al menos eso se decía a sí misma para sentirse mejor.
