Capítulo 9

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Me desperté en la mañana siguiente un poco después del amanecer, sintiendo un maravilloso aroma para ese horario

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Me desperté en la mañana siguiente un poco después del amanecer, sintiendo un maravilloso aroma para ese horario. El olor a café recién hecho me hizo pensar en Jennie, aunque sabía que ella no estaba en casa. Pero cuando me levanté, me topé con una bandeja de desayuno completo a los pies de mi cama.

En ella había una tetera por donde salía humo y el olor a café negro, pequeños bollos en una cesta forrada, tostadas, algo de fruta y un vaso con jugo de naranja. Al lado, en una esquina de la bandeja, el periódico del día estaba enrollado con una cinta roja, atada con un pequeño pedazo de papel.

Y fue ese papel lo primero que tomé, incluso antes de saciar el hambre que ya empezaba a sentir.

Pensé que sería otro de los poemas rasgados de mi libro, pero era un simple papel blanco-a diferencia de la vieja hoja amarillenta del libro-con la caligrafía peculiar de Rosé .

"Tu rostro, tu cuerpo, tu fuego
Si te elegí, no fue por disgusto
Si mentí, no fue porque quería
Mentí para no perderte
Mentí porque quería tenerte
Aunque sea por un momento
O tal vez por un momento más grande
Elegí tu rostro, tu cuerpo, y tu fuego
Pero también te elegí porque estoy segura
Que aunque sea por un momento
O tal vez por un momento más grande
Tú también me elegiste a mí
Sea por mi rostro, mi cuerpo, mi fuego
Tú me elegiste a mí".

Leí y releí ese poema desconocido una decena de veces mientras comía lentamente, sin apuro por salir de la habitación para enfrentar lo que me esperaba allá afuera.

Sí, Rosé me había elegido para ser su primera vez. Pero de la misma forma, yo también la había elegido para que se quedara a mi lado. Simplemente porque yo la quería allí. No tenía ningún motivo en específico para querer eso. Sin duda Rosé era hermosa, encantadora, divertida, y sensual hasta un punto que podría ser considerado ilegal. Pero no quería estar con ella porque la amaba. Solo quería. Y tal vez ella me quisiera por el mismo motivo.

Me lavé los dientes con cierta impaciencia y fui directo a la habitación de Rosé , encontrando la puerta abierta, y podía verla en la cama. Estaba acostada boca abajo leyendo un libro, aún con la misma camisola transparente de ayer, y traté de no reaccionar ante esa imagen.

Toqué ligeramente la puerta para anunciar mi presencia y ella me miró por encima del hombro, y luego volvió a hojear el libro.

-Buenos días - saludé, entrando sin esperar que ella autorizara, y me senté a su lado en la cama. -Gracias por el desayuno. Todo estaba delicioso.

Pero Rosé continuó en silencio, ignorándome a propósito.

-¿Has comido algo? - pregunté, insistiendo en hacerla hablar conmigo, pero todo lo que hizo fue asentir, sin abrir la boca. Sin saber bien como actuar ante ese silencio, me acosté en la cama, de espaldas, de manera que nuestras caras quedaron lado a lado, permitiendo que Rosé me mirara si lo quería. Pero ella no parecía querer. -¿Por qué me elegiste, Rosé ? - pregunté yendo directo al asunto. -¿Por qué yo, que nada tengo para ofrecerte?

DULCE PECADO |CHAELISA| ADAPTACIÓN G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora