Capítulo 8

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Tan pronto como llegamos a casa, ayudé a Rosé con sus bolsas de compras, llevando todo al piso de arriba, preocupándome solo para que ella no viera la bolsa negra de Cartier

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Tan pronto como llegamos a casa, ayudé a Rosé con sus bolsas de compras, llevando todo al piso de arriba, preocupándome solo para que ella no viera la bolsa negra de Cartier.

Sugerí tomarnos un baño rápido antes de cenar, pero Rosé creyó mejor cocinar antes, ya que el pastel de carne se demoraría un poco en estar listo. Así que fui a darme un baño, luego me encargué de arreglar la mesa.

Mientras tomaba los platos y cubiertos, Rosé subió para tomar su baño. De alguna manera que no podía explicar, me sentía nerviosa por lo que podía pasar esa noche.

Era casi como si volviera a mi adolescencia y estuviera nerviosa por mi primera vez. Pero el problema era que yo sabía que, de una forma u otra, Rosé me compararía con JungKook . Sería inevitable. Incluso sabiendo que yo tenía mucha más experiencia que él, me sentía con la obligación de superarlo.

La tardanza de Rosé estaba empezando a inquietarme. Ya había pasado más de media hora desde que ella había subido y hasta ahora no había regresado. Sin querer, pensé que ella se estaba preparando para esta noche, y mi repentina curiosidad me dominó.

Subí las escaleras tan rápido que llegué a subir los escalones de dos en dos.

No toqué la puerta, como mandaba la educación, y entré a la habitación de invitados ocupado por Rosé , pero lo encontré vacío. Un cambio de ropa estaba doblado sobre la cama y el sonido de la ducha llegaba hasta mí a través de la puerta cerrada del baño.

Me quedé algunos segundos mirando la madera oscura, tal vez tratando de abrirla con la fuerza de mi mente, o tal vez queriendo hacer que la madera fuera transparente. Y como una vieja pervertida, comencé a imaginarme a mí misma acercándome a la puerta, y con un ojo en la grieta de la cerradura, espiaba a la niña de allí dentro, sabiendo que el cristal transparente de la ducha me permitiría ver todo su cuerpo desnudo. Pero antes de que yo pudiera transformar esa ilusión en realidad, el sonido de la ducha siendo apagada me hizo salir del trance y me apresuré en salir de la habitación antes de que Rosé me viera allí.

Y cuando finalmente bajó, vestida con la ropa que yo había visto sobre la cama, yo ya estaba sentada cómodamente en el sofá de la sala.

-¿Vamos a cenar? - ella llamó, pero ni siquiera esperó por mí, yendo directo a la cocina.

La cena transcurrió como en las otras noches, con la conversación fluyendo naturalmente, mientras comíamos el pastel de carne que, por cierto, estaba delicioso.

-¿Qué tal si vemos una película? - sugerí después de lavar los platos, y Rosé accedió de inmediato.

Estaba comenzando una de las películas de James Bond, aún con Sean Connery, y fue la que ella eligió para ver, aunque me extrañara esa decisión. Rosé ya había dicho una vez que no le gustaba esas películas con exceso de tetosterona. Sus palabras.

DULCE PECADO |CHAELISA| ADAPTACIÓN G!PWhere stories live. Discover now