Capítulo: XXIX

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Las conversaciónes en ese banquete, todo se trataba sobre como el dios de la forja del panteón griego, había retado a darle el mejor regalo al dios que lo quiere todo.

Las opiniones divididas, los que creían que aquel dios era un arrogante y el como iba a dejar en ridículo a su panteón, otros que sentían curiosidad por el y que has tendría abajo la manga.

De cierta forma como dicen: "el poder puede volverte alguien muy confiado, no dejes que el poder nuble tu juicio".

Era algo que Hefesto se el había presuntamente olvidado pero la verdad tenía también sus motivos…




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〔 • Narrador Omniciente • 〕

Hefesto estaba en la fiesta disfrutando de lo que ahora conocía como la hidromiel, después de su conversación con Zeus era mejor no hablar con el de momento. De algo estaba seguro la razón por lo que propuso aquel desafío había sido por varias razones: uno su ahora basto conocimiento sobre para sus creaciones, su omnipotencia y por último que no dejaría que nadie le viese la cara de idiota.

Sabía que la propuesta de Odín era más para su beneficio que el de su panteón, si bien no conocía mucho sobre la mitología nórdica había algo que siempre recordaba de Odín, era que es alguien que «buscaba tener magia y poder y si era necesario a la fuerza lo pensaba obtener». Era obvio pudo leer su mente que piensa que su panteón es fácilmente manipulable, puede manipularlo a el, para que acepte y seguir aprovechandose de el prometiendole cosas que no iba a cumplir del todo. Convirtiendolo en su lacayo lame botas y para Hefesto en su anterior vida siempre a odiado a ese tipo de personas.

Odín lo pensaba utilizar para sus planes y Hefesto no se lo iba a permitir, se encontraba ahora con Atenea, Hestía y Hades en una mesa apartada del resto.

Atenea: entonces… eres alguien muy ambicioso verdad - dijo tomando un sorbo de su hidromiel..

Hefesto: no es ser ambicioso, yo lo llamaría más bien… "no te vean la cara de tonto" - le dijo con calma.

Hades: enserio puedes cumplir ese desafío - dijo con seriedad en sus palabras y mirada.

Hefesto: por supuesto - asintió con seguridad en sus palabras sin apartar su mirada.

Hades solamente se había limitado a asentír mientras se iba de la mesa, dejando solo a Hefesto con el par de diosas de la castidad. Algo que nunca admitiria Hades o por lo menos no en voz alta, sería que Hefesto al igual que Atenea eran sus sobrinos favoritos. Pero Hefesto lo era aun más sabía que podía confiar en el, si el estaba seguro que podría con el desafío entonces confiaría en el, solo esperaba que no lo decepcione.

Hestía: se que eres bueno en lo que haces pero aún así ten cuidado… algunos no son de fiar - dijo mirando indirectamente a un dios que estaba sentado en la mesa nórdica, el cual tenía cabello negro largo.

Sin más que decir ambas dejaron solo a Hefesto, mientras bebía su hidromiel, noto como alguien se sentó a su lado… era Ares que a diferencia de Hefesto el bebía cerveza. Los dos se mantuvieron en silencio, la verdad ninguno de los dos parecía querer decir algo para romper la tensión. Era obvio que el diós herrero se había ganado el odio del dios de la guerra, luego de lo ocurrido en su primera aparición, sin embargo después de que lo salvará esas "rivalidades" (para Ares, para Hefesto la verdad no significaban nada) se habían esfumado.

Mi vida cómo: "El dios de la forja" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora