Capítulo: XXI

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[ • Pov: hefesto • ]


Me encontraba trabajando en mi taller en el monte Olimpo en algunas armas para esparta, las amazonas, las cazadoras de Artemisa y el ejército del Olimpo. A pesar de la calma aún debíamos prepararnos de vez en cuando, ya sea para prevenir un ataque, entrenar a los futuros soldados, entre un largo etcétera. Mi trabajo no había terminado, ya había descansado lo suficiente y ahora podría decirse que mi trabajo es uno de mis pasatiempos.

Toc, toc, toc

Escuché como alguien tocaba la puerta de mi taller, deje de martillar para fijarme en la puerta cerrada la cual aún seguían tocando.

Yo: ¡adelante puedes pasar! - hablé en voz alta.

Seguido use mi telekinesis para abrir la puerta, detrás de ella se encontraba la figura de Hécate. Me sorprendió mucho verla por aquí, normalmente o mejor dicho siempre estaba en el Inframundo. Hécate entro a mi taller manteniendo una expresión neutra, solo teniendo una pequeña sonrisa al verme.

Hécate: hola ¿como estás hefesto? - saludo mientras estaba de pie frente a mi.

Yo: muy bien, gracias por preguntar —dije correspondiendo el saludo— podría saber el que haces por aquí, normalmente por lo que me han dicho siempre paras en el Inframundo - hablé mientras volvía a mi trabajo.

Hécate: digamos que quise distraerme un poco en plena luz del día, no salgo mucho pues los mortales, ninfas y sátiros me temen al verme y pensé porque no verte a tí - expreso con un poco de interés.

Yo: bueno... —hable pensando que decirle— es normal, los mortales te suelen temer debido a que eres del Inframundo y ellos siempre malinterpretan las cosas - dije rodando los ojos.

Hécate: si... normalmente es así y también porque realmente soy de temer sino pregúntale a...

Yo: Hermes —dije interrumpiendo la— su cara de susto al oírte gritar no tenía precio - mencioné con una sonrisa divertida.

Hécate: lo se, no tenía problemas con Hermes pero ahora sí los tengo y mucho - hablo frunciendo el ceño.

Yo: si te hubiera secuestrado hubiera ido en tu rescate sin dudar - dije con seriedad.

Hécate: ¿Enserio? - pregunto levantando una ceja mientras se apoyaba en la pared de mi fragua.

Yo: por supuesto - le respondí a Hécate.

Hécate: bueno en ese caso... creo que si podrías ayudarme con cierto dios de los mares... - dijo poniendo dos dedos en su menton.

Yo: ¿Poseidón? - pregunté.

Hécate: no —nego— Forcis - respondió con seriedad.

Deje de martillar, me puse serio ante el tono que Hécate había terminado su oración. Nos quedamos por un momento en silencio hasta que respondí:

Yo: ¿quien? - le pregunté confundido.

La cara de Hécate paso de ser de seriedad a ser una de completa incredulidad.

Hécate: ¡Forcis! —hablo como si fuese algo muy obvio— es un dios menor primordial que gobernó los mares antes que Poseidón o el titán Océano, aún sigue gobernado el mar pero esta vez los peligros que representan - explicó seria.

Mi vida cómo: "El dios de la forja" Where stories live. Discover now