16. Confusión II

100 24 14
                                    

Me pregunto si estará todo perdido...

Las estrategias siempre se me fueron de las manos y aquí hay otra prueba de ello. ¿De qué valió permitir florecer lo peor de mi carácter? Esa ni siquiera soy yo. ¡Me desconozco!

Este año va perfilándose como uno de los peores de mi vida y yo misma estoy encargándome de darle un final con broche de oro...

Y Blake... Ya ni siquiera recuerdo qué es lo que sucedió con él. ¿Le hice algo? ¿Peleamos por algún motivo que seguro es estúpido? Oh, sí. Claro. Tan dulce caballero me habló por teléfono para pedirme disculpas. Yo hice que se arrastrara, pero fui tan mala de no aceptarle nada de lo que me decía, ni suplicándolo.

No sé en qué me he convertido. La frialdad de un plan no debería implicar herir a las demás personas. Tengo que remendarlo de algún modo, pero he alejado tanto a la gente de mí que ni siquiera querrían acercarse o, si lo hago yo, saldrán corriendo con solo verme. Qué puedo hacer, ¡qué rayos tengo que hacer...!

¿Habrá alguna salida?

Otra vez estoy con los nervios de punta, tanto que demoro en darme cuenta de que estoy estirando mi pelo como para arrancarlo. Respiro profundo y exhalo, procedimiento que repito una infinidad de veces hasta que logro apaciguarme un poco.

De alguna manera, tendré que volverme paciente y poner en orden las cosas o, mejor dicho, mi vida. Blake Hanson es mi prioridad, por supuesto que sí, pero si mi entorno está mal tarde o temprano terminará afectándome en un sentido negativo. En primer lugar, estoy obligada a moderar la forma en la que trato a mamá, ya que fui demasiado deshonrosa; segundo, tengo que cuidar mis amistades; tercero, de verdad deberé tener más empatía con Oliver, quien desde el principio se ha mostrado muy bueno conmigo, cuando la mayoría o me ignora o me trata de muy mala manera.

Oliver...

¿Cómo puedo hacer la vista a un costado cuando alguien abre su corazón para contarme que no se siente bien? ¿Acaso yo no necesité de él?

¿Se atreverá a hablar después de lo que pasó?

Hoy es el último día del mes. El miedo no me ha permitido acercarme a los muchachos para arreglar los asuntos, y al mismo tiempo ellos tampoco hablaron conmigo. Para no colocarlos en una situación desagradable, intento no forzar nada y espero a que caiga la tarde.

Así, luego de la cena, ya tengo en mente qué es lo que voy a hacer, por lo que apenas mamá frena, como siempre una cuadra antes de casa, empiezo a correr hasta ahí sin darle explicación alguna porque la ansiedad no me lo permite y tampoco hay más tiempo que perder.

Estoy sin aire por la carrera, pero también porque me atosigan los nervios.

Es muy fácil idear muchas situaciones en la cabeza y, cuando llega el momento, procrastinar.

Sin embargo, doy un respiro y, sin pensarlo demasiado, busco el papelito donde anoté los números y lo primero que hago es marcar el número de Oliver.

Ya hice dos intentos, así que, avergonzada, me inclino a colgar. Pero una voz del otro lado sale de repente por el tubo y sé que es él.

—¿Hola? —responde él por fin.

—¿Oliver? —pregunto por las dudas, si bien reconozco que es este quien acaba de atenderme.

Y luego de un silencio...

—Elizabeth —se sorprende, y por el tono de su voz me doy cuenta de que también está alegre.

—Sí, habla "Elle" —le digo, con una risita tonta.

—Claro. Elle. Qué grata sorpresa.

—Sí. Supongo... —digo con timidez.

—Me gusta que me hayas llamado, Elle. No vas a creerme, pero justo estaba pensando en... Digo... Digo... que justo me imaginé que íbamos a conversar y que...

Plenilunio: Luna del Lobo (Concluida)✔️ [+13]Where stories live. Discover now