TRATO. CAP 10

1.3K 170 65
                                    

Había pasado unas dos semanas y todavía nada, Nicolás no estaba en ningún lugar, no podía encontrarlo ni tampoco dormir o comer bien, todos los días lo buscaba y nada, me hubiera gustado estar en su lugar solamente para que él este a salvo.

Lautaro y Brenda estaban en la cocina conversando en voz baja, pero aún podía escucharlos.

—¿Y si buscamos en la terminal?—

—No, Lautaro, buscamos como diez veces ahí y nada... Gonzalo está hecho mierda y no sé cómo animarlo.—

—¿Sabes lo pegado que eran Nicolás y Gonzalo? Son mejores amigos, obviamente no estará feliz.—

—Ya de que no estaría feliz, pero me duele ver a mi hermanito así.—

—Entonces hay que encontrar a Nicolás, loca—

—Pero no está en ningún lugar, boludo.—

—Entonces ponete las pilas y agarra a tu novio para pedirle el número de Kevin.—

—¡No me lo quiere pasar!—

—No grites, Gonzalo podría escucharte.—

—Perdón... Brian no me lo quiere pasar y ya le dije un millón cosas y nada.—

—Tu wacho es un tarado de mierda.—

—No le digas así.—

—Brenda, cerra el orto… Tu novio sabe perfectamente como está Gonzalo y si te amara tanto te pasaría el número de Kevin al verte así de preocupada ¿Y sabes por qué no lo hace? Para joderle las pelotas a Gonzalo y divertirse un rato.—

Brenda se quedó callada.

—¿Viste? Sabes que tengo razón, no puedo creer que sigas defendiendo a Brian a pesar de que tu hermano la anda pasando para el ojete.— Lautaro abrió la puerta y se fue a la calle algo enojado. 

Yo solo suspiré, no me iba a meter… Me puse de pie y seguí tratando de buscar a Kevin por todos lados, hasta este punto estaba en serio por pedirle a la cana que me ayudara.

Entre al kiosco de Juanito dónde me pedí una lata de cerveza, escuché que Juanito nombro a Kevin, sin ninguna duda me acerque a él.

—¡Eu! ¿¡Sabes dónde está!?—

—¿Kevin? No, solo dije que últimamente sale mucho de noche.—

—¡Ya sé! ¿¡Pero a dónde va!?—

—Gonzalo, te ves re mal, ¿Qué te paso?—

—¡Eso no importa, pelao! Contéstame.—

—Kevin suele salir de noche a la esquina de las prostitutas.—

Le di un abrazo y me fui corriendo sin haber tomado ningún trago a la bebida, ya casi era de noche, así que me apure en llegar a aquella esquina
Apenas llegué me encontré con chicas con poca ropa, drogadas y alguna que otra embarazada.

—¡Ayy! Estás re lindo, bebe, Si querés a vos te hago una promoción.— Dijo una rubia acercándose a mis labios.

—¿Gracias? Pero no quiero nada.— Giré mi cara hacia otro lado evitando el contacto.

—¿Sos gay o qué? Dale, nene, cobro barato y encima te haré sentir bien.— Puso su mano en mi reproductor masculino acariciándolo por encima de la ropa, tome su mano sacándola de ahí.

—Por favor un poquito de respeto a vos misma ¿No? No quiero tus servicios, no me interesan... No vengo acá para cogerme a nadie.—

La chica parecía molesta y se alejó un poco.

—¿Qué querés entonces?—

—¿Conoces a Kevin Palacio?—

—Ahg, ese pajero, es un cliente regular de la gorda... Es muy bruto en la cama.—

—No quiero saber cómo coge ¿Viene mucho por acá?—

—Shhh, querido, si querés más información te va a costar un poco de platita.—

—¿cada cuánto viene?— Le di unos cinco mil pesos.

—Solía venir cinco veces a la semana, pero ya no... Dicen que anda en la casa de la abuela o algo así, quizás ya vuelva para mañana.—

—Gracias.—
Me fui para mi casa, al menos sabía que la razón por la cual no lo encontraba era porque no estaba por acá, solamente ahora tenía que ser paciente.

Al llegar a mi casa solo pude entrar a bañarme, al verme en el espejo me di cuenta de que estaba hecho pija, no tenía tantas ojeras, pero mis ojos estaban con un tono rojizo e hinchados, mi piel toda pálida.

—Como quisiera que las marcas no sé hubieran ido...— La verdad antes no me gustaban, pero ahora las necesitaba, necesitaba tener una marca de él o cualquier cosa, cada segundo que él no estaba era doloroso.

1:22 p.m

Mi hermana entró dándole un fuerte golpe a la puerta y agitada, parecía que acabará de correr un maratón.

—¡Gonzalo, Kevin está en el barrio 22!— Gritó.

Sin decir nada fui a la cocina sacando un cuchillo, lo puse en mi bolsillo y corrí hasta esa dirección, tenía que encontrarlo sin importar que en estos momentos parecía un loco.

Al llegar lo vi fácilmente, estaba en una esquina fumando un cigarro como si nada.

—¡¡Kevin, hijo de puta!!—

Él me miró con el seño fruncido, se me acercó tomándome brutalmente de la cintura.

—No hace falta gritar, Gonzalo.—

—¿¡Qué mierda haces, Gil!? ¡¡Soltame es asqueroso!! Decime donde mierda está Nicolás.—

—Wow, debía esperarlo… Siempre estás detrás de ese, es una pena.— Dio un suspiro

—Kevin, no estoy jugando... ¡Decime donde está! la última vez se fue con vos.—

—¿Qué pasa si no quiero decirte, gonzita?—

Saqué el cuchillo poniéndole la punta sobre su garganta mientras lo miraba a los ojos.

—Mira, Gil, no estoy de humor para todas tus mierdas ¡Decime donde carajos esta Nico!—

—Cálmate, Gonzalo… Todavía me duele el tremendo fierrazo que me diste, no quiero otra piña tuya, pero de todos modos si me haces algo no vas a saber dónde está Nicolás—

—¡Decime donde está, mierda!—

Me miró de arriba a abajo dando esa sonrisa que siempre me dio escalofríos.

—Hay varios rumores que un pibe te cogió en el baño de un boliche, hagamos un trato... Te voy a decir dónde está tu amigo si me dejas cogerte.—

—¡Yo no me acosté con n...— Me callé, pensé su propuesta por unos segundos... Odiaba la idea pero… Nicolás.
Quite el cuchillo de su cuello.

—Acepto, pero si no cumplís tu palabra te corto la pija.— Dije mirándolo aun notando que tenía esa sonrisa estúpida en su rostro.

Flechado. Where stories live. Discover now