Rota

7 0 0
                                    


"Incluso los dioses no luchan contra Ananké" - Simónides de Ceos.

No necesitaba una humillación más, solo quería intentarlo, pero debería haberme quedado con las ilusiones. Cómo pude caer tan bajo como para poner todas mis esperanzas en un chico que contemplaba ocultada por las mañanas, ¿en qué momento pensé que sería una buena persona o por lo menos cortés? ¿Cómo creí conocerle solo por aquellos instantes diarios donde le observaba caminar? Construí un ideal en base a su imagen, alimenté mis fantasías con falsos escenarios. Mas todos los sueños se pagan.

No comprendo como algo que en el pasado hubiere sido anecdótico ahora me inunde de desazón. ¿Cuándo le di tanto poder? Mi estima es tan baja que ni siquiera le he señalado su ofensa, tampoco habría podido. Tras lo ocurrido lo único que puedo hacer es llorar... Me siento tan tonta, porque es una de las pocas cosas que me sacó de vivir de manera mecánica, uno de los momentos del día que realmente volvía a sentir algo parecido a la felicidad, se me aceleraba el corazón cada vez que advertía su llegada.

De todas formas, de nada serviría beber de las aguas de Lete para olvidarle porque mi vida ya era una tragedia antes de conocerle. En verdad me lo merezco, porque solo se ofrecieron unas alas a mi imaginación, pero no fue suficiente. Conocía el riesgo y decidí correrlo, hasta que me acerqué tanto al sol que me quemé. Sin embargo, ¿cuál hubiere sido la alternativa? ¿Dedicarme a la mera contemplación platónica mientras cada día repetía mis labores? Una vida como Sísifo tampoco merece la pena, nada merece la pena.

No tengo voz propia, no tengo nada y nada me hace feliz. Me inunda el sentimiento más profundo de inutilidad. Para qué sirve una ninfa que no puede cantar, no puede compartir sus conocimientos ni contar historias, no desea bailar ni aun asistiendo el mismo Apolo, no quiere reír, no disfruta de la compañía.

No puedo más.

He puesto muchas ganas en seguir, en mantenerme firme, en avanzar día a día, intentar recuperarme. Empezaba a progresar y.... no puedo.

No quiero seguir luchando, si Ananké tiene preparado un final no debería seguir tratando de reescribir mi historia. Fui feliz, me marcó la tragedia y ahora tan solo queda esperar mi final.

Eco se quedó toda la noche acurrucada en una de las cuevas de Helicón, se dice que lloró durante tres días enteros. Sus hermanas la visitaban a turnos para tratar que comiera o bebiera, en vano, porque ella únicamente siguió sollozando.

Finalmente se fue consumiendo. Cerca del final, sus hermanas permanecieron a su lado. En un intento de último adiós, las náyades y las dríades elevaron un largo lamento a los dioses, Eco unió su voz a este. Su piel se marchitó, sus huesos se convirtieron en piedra y sus lágrimas crearon un pequeño arroyo que desembocó en uno de los riachuelos de Helicón.

Átropos cortó su hilo.

ORÉADEWhere stories live. Discover now